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En este país tenemos varios ejemplos de hombres y mujeres que dedicados al ejercicio público se han convertido en un dolor de cabeza de entrepierna porque se los hemos permitido o porque tienen esa rara habilidad de caerle bien a quienes votan y a partir de

su llegada a las estructuras de gobierno se dedican a engañar a los incautos que decidieron darle su confianza en las urnas. Con toda responsabilidad quiero señalar desde esta tribuna, y asumo las consecuencias de mi decisión, que el señor Miguel Ángel Mancera es una de esas personas, porque desde que llegó a la Jefatura de Gobierno se ha dedicado a desgobernar y a pretenderse como uno de los demócratas de este nuevo siglo, para ser registrado en las páginas de la historia patria como el Caudillo que supo mantener a raya a las huestes del prócer del sureste.

En la Ciudad de México todos los días ocurren cosas extrañas y en algunas ocasiones tan deplorables que no me queda otra más que llamar la atención desde esta leída columna que me permito hacer cada semana porque si la hago diario los tumultos de lectores ocasionarían problemas en los lugares donde circula este importante medio de comunicación. Y no es que pretenda yo asumirme como uno de los mejores escribidores de tan alicaída patria, pero no es por dárselas a desear y deben reconocer mis malquerientes que penetra como pocos libelos pueden hacerlo en la profunda conciencia de la sociedad a la que me precio de servir, y también debo aclarar que sirvo de mucho ya que mi prosa es de lo más afinada y afilada para seguir mantenido la fama de ser el chico temido de estos andurriales capitalinos.

Pues bien, el señor Mancera es un hombre que ni ata ni desata porque lo que hace no es gobernar, sino fingir que lo hace pensando que un día nos tragaremos el garlito de que en verdad tiene vocación para hacer las cosas como Dios manda y lo votaremos para que se haga con el poder en el 2018 como lo ha externado públicamente. La verdad es que a su gobierno no le veo por dónde, ni a él patas para gallo, y diré porque. En esta Ciudad de México cada quien hace lo que le viene en gana y causa daño a los demás por el simple hecho de que la impunidad está a la orden del día. Colocarle baños públicos a los manifestantes es no tener mádere, porque lo hace con nuestro dinero.

Una vez que ha quedado claro mi posicionamiento, quiero entrar al terreno de las predicciones porque si algo tengo es videncía de la buena y puedo predecir lo que ocurrirá en el futuro cercano. Dentro de pocos meses el señor Mancera será desenmascarado y sabremos todo lo que sus funcionarios se andan robando para utilizarlo en la campaña presidencial del 2018, principalmente ese sujetoide que se hace llamar Hector Serrano que tiene un historial como pocos han construido y quien desde que era Oficial Mayor de la Cámara de Diputados se acostumbró a saquear las arcas para construir una brutal fortuna. Es el experto financiero del señor Mancera, y quien presuntamente esta al frente de la estrategia para su candidatura. Lo que no sabe el señor Mancera es que lo traicionara como lo ha hecho con otros, y saldrá corriendo y se llevara todo lo que se ha robado y lo dejara en la estacada. Por eso es que digo que será un simple presidentillo, porque le van a tomar el pelo. He dicho y he advertido. Vale. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.