SINGLADURA

Cuando estas líneas sean publicadas los capitalinos –viandantes, transeúntes y/o conductores de todo tipo de vehículos-  estarán a unas horas de “estrenar” el nuevo reglamento de tránsito para el Distrito Federal, que de entrada supondrá un alza de casi cinco por ciento en recaudación para las arcas del gobierno de Miguel Mancera por la vía de las multas, respecto los montos previstos de 2015,


Claro, el gobierno de Mancera ya se amarró el dedo y niega que se trate de nuevos apetitos recaudatorios a costa de las mermadas faltriqueras de la mayoría de los capitalinos, que resienten pagos vehiculares de todo tipo para circular en la atribulada bisabuela de México-Tenochtitlan.
Un nuevo golpe está a la vista  para todo aquel capitalino que circule por la ciudad. Lejos de pretender aguadar el engrudo  que se trae entre manos el gobierno de Mancera para captar -¿asì lo dicen, no?- más recursos de los contribuyentes, aclaro que algunas de las medidas anunciadas en el nuevo reglamento vial pudieran resultar positivas para la “civilidad” de esta muy noble y leal ciudad de México.
¿Cuáles? Avalo la sanción económica para quienes usen celulares y todo tipo de “gadgets” mientras conducen un vehículo, aun en el caso de  los velocípedos. De igual forma es saludable el castigo pecuniario para quienes insulten, denigren o incluso golpeen a los llamados “agentes del orden” o genízaros capitalinos. La mayoría de éstos merecen respeto y consideración por su trabajo.
El recurso del claxon ciertamente debe ser limitado en la ciudad, en especial aquel de  los cinco golpes rítmicos. No se vale. Es un asunto de civilidad,aunado por supuesto al de abatir la contaminación acústica en una ciudad ruidosa de suyo.
Las previsiones sobre el uso de cascos para ciclistas y motociclistas y las reglas para que éstos circulen en un solo carril y alejados de las aceras, también merece respeto. Es una forma positiva de ir ordenando el tránsito de quienes usan estetipo de vehículos, al tiempo de que se  les procurará  una seguridad mayor a fin de impedir episodios fatales como los recientemente registrados en la ciudad capital.
Pero fuera de estos puntos, llama la atención medidas como la reducción de velocidad en una ciudad ya lenta  de por sí y con promedio de desplazamiento urbano de 15 kilómetros por hora en las horas denominadas cresta o pico.
Si ya de suyo es complicado circular, imagínese lo que será hacerlo a 50 kilómetros máximo en las vías primarias y/o 80 kilómetros por hora en lasvías de acceso controlado, que incluyen periférico y viaducto.
Esto huele a trampa, a corrupción potencial que como sabemos en México casi no se da.
En lo que toca al  transporte de carga se prevé la instalación de protecciones laterales en  camiones a fin de impedir  más muertes.
El punto ciego del reglamento hasta el momento consiste en saber qué harán frente a los conductores de vehículos del transporte público  urbano, una mafia más del Distrito Federal, ante la cual las autoridades capitalinas han doblado la cerviz por muchos años. ¿O no? Las previsiones contenidas en el nuevo reglamento vial lucen magras y lo peor es que tampoco se anticipa al menos su debido cumplimiento, Atentos. (fin).
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