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Cuando alguien quiere hacer campaña política en lo primero que piensa es en los elementos que se requieren para una campaña política, y no es que el coordinador General de una campaña sea muy importante, aunque habrá que decir que si no existe un buen coordinador las cosas no salen nada bien, y quien tenga duda de esto que le pregunte a Francisco Labastida para que detalle lo que le costó tener un mal coordinador. Si a alguien no le caen bien los sinaloenses, porque con eso de que se ha puesto de moda el Chapo Guzmán, también pueden preguntarle a Roberto Madrazo, porque le pasó lo mismo y por consecuencia perdió toda oportunidad de llegar a ser Presidente de la Republica.

Y no es que sea yo muy sabio en esto de las campañas políticas, pero si sé que si no hay un elemento que cohesione, las cosas se ponen color de hormiga. Tampoco es que pretenda publicitar a un estratega, que por cierto hay muchos y muy buenos, pero si sé cuál es el mejor, el más pudiente, el más influyente, el más sabio, el más efectivo, el más atractivo, el que más convence, el que mayor garantía de triunfo otorga, el que todo lo puede lograr, el que todo lo puede alcanzar, el más indispensable, el de mayor peso político, el de probada eficiencia y eficacia, el que mayor publicidad puede obtener, el que mejores resultados garantiza, en fin, el que sabe lo que hace por la simple razón de que es el mejor, y ese se llama de una sola forma y denominacción: dinero.

Así de simple y así de fácil se describe al elemento más importante de una campaña política, porque sin dinero no se llega a ningún lado. El señor Miguel Ángel Mancera necesita hacer una campaña política en dos años porque ya anunció que va por la Presidencia de la Republica. Hasta ahora no tiene un partido político de su lado que le garantice el éxito, y cómo van las cosas no creo que las tres principales fuerzas políticas del país lo nominen o lo apoyen porque a muchos ya les cae gordo por alzado. Pero lo que sí tiene el señor Mancera es un titipuchal de espacios de dónde sacar dinero para su campaña política, y no es que pretenda yo difamarlo, pero ya enseño el diente y sabemos de qué tamaño será la mordida.

El proyecto del Corredor Chapultepec se le salió del control, pero el de las multas no, y ya le agarro la medida al tamaño del negocio. Sabe que juntar quinientos millones de pesos no es fácil, pero si se encuentra la forma de sacárselo a los contribuyentes las cosas pueden salir a pedir de boca. Inventar multas e imponer multas le resultó fácil y rápido a Marcelo Ebrard para enriquecerse, y le dio bastante dinero que nunca entro a la contabilidad del Gobierno del Distrito Federal y del que ahora disfruta en Francia. Ahora ya sabemos en dónde pararan las multas que comenzarán a llegar con el sistema de fotografías que hay en todas partes en la Ciudad de México. El fin justifica los medios dicen que decía Maquiavelo, y creo que reencarno en el señor Mancera. He dicho y denunciado con toda seriedad. Vale. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.