Y en efecto el país está a la espera para que pocos, y siempre los mismos, decidan por muchos. Que si se define

Marcelo o no. Que si García Harfuch es traicionado en sus aspiraciones, que si la Alianza por México está indefinida, que si el gobierno se está apoderando de las despensas de auxilio para Acapulco, que si los gobiernos estatales se definirán por género? En fin, una colección de “espérame tantito” pero en ninguna se marca como prioridad al país. Que si los fideicomisos del aparato judicial desaparecen o se acomodan en otro si tito, que si un ministro fue a la Fórmula Uno ocultando que ahí estaba el hijo del presidente, que si Riobóo y su esposa Yazmin Esquivel presionan en el cambio de rector en la UNAM? Y mientras más de 700 mil familias acapulqueñas sin agua porque así lo exhibió un huracán, pero nadie responde por quienes de siempre han carecido de agua en zonas marginadas, qué decir de la ayuda sanitaria. Estanos a la espera de que el presidente reaccione y suspenda sus fastuosas obras para mejor generar jóvenes más preparados en educación, combatir al crimen organizado y abastecer de medicamentos para los necesitados. Pero pasan los meses y suman los años para acabar en plena tragedia oyendo ridículas “calaveritas” en la mañanera. Los golpes mediáticos se aprovechan usando los apellidos García Luna, pero el silencio se fortalece con la protección a la familia del chapo, y por supuesto a la espera de sus declaraciones. La sociedad está a la espera del 2024 para saber quién se gana la presidencia en una grotesca ruleta de popularidad. Y nuestro reloj detenido, suspendido. Somos capaces de para al país por el 2 de octubre (que no se olvida), por el día de las madres, de los niños, por la revolución, por las mujeres, por los soldados, por Dios Nuestro Señor y la Virgen, pero estamos a la espera de alguien que deje de promover “puentes”, “conquistas laborales” de menos horas de trabajo. suspender programas de compra electoral dando insultantes dádivas, regalando recursos a países extranjeros solamente para satisfacer egos personales cuando sumamos un histórico récord de pobres en extrema pobreza, léase miserables. Por vez primera en la historia estamos a la espera de que alguna nación se conmueva por la tragedia en Guerrero y nos envíe ayuda humanitaria. Estamos a la espera de que ya no se radicalice ni se rompa el tejido social, que se reconozca la tarea de los profesionales de la información y se estimule su pluralidad, que los médicos no se vean como usureros ni a los abogados y ministros como traidores. Estamos esperando mucho y recibimos escasas respuestas.

CARLOS RAMOS PADILLA
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2, izzi 135 y mexiquense radio.