Sin pretender que me etiqueten en una política actual (lo cual es un riesgo) puedo aseverar que antes de los cambios

políticos a partir del 2000 con la llegada de Vicente FoxHabía en este país más libertades, mejor educación, servicios públicos y seguridad. Aún cuando no estaba de moda aquello de crear dependencias para entender y saber de nuestros derechos humanos, como ciudadanos éramos respetados, las escuelas y hospitales públicos tenían reconocimiento, había autoridad. En ocasiones se considera que haber abierto espacio a radicales so pretexto de la pluralidad permitió un rápido y severo detrimiento en la estabilidad y el equilibrio y ahora lo estamos viviendo en sus extremos. La Constitución de la República no debe ser un panfleto, un documento negociable a los caprichos y ansias de poder de grupúsculos políticos. Las normas y códigos legales deben amparar y proteger a todos los ciudadanos que cumplen con sus obligaciones, responsabilidades y contribuciones. La fuerza de sus artículos deben reforzar las libertades para que la comunidad crezca, se ennoblezca, produzca y eleve las aspiraciones humanas. Atener contra ello significa impulsar ansias de dictadores, tiranos y promotores de la esclavitud en cualquiera de sus formas. Funcionarios y/o políticos aliados a criminales deben ser expulsados de la vida pública y en su caso sancionados con severidad. Nadie debe ser asesinado o aprehendido por querer comer. Ningún niño o anciano tendrían que estar sujetos a la explotación o al abandono. Los tendrían que empaparse de la excelencia académica, los científicos e investigadores impulsarán el desarrollo, los jóvenes empresarios crearán empleos y productividad. Pero todo esto se ha diluido por permitir la llegada de improvisados, mentirosos, manipuladores y corruptos. Sujetos como amlo que han vivido de la estafa, el abuso y la violación a la ley y que se sospecha sus serios vínculos con grupos fuera de la legalidad. Legisladores arribistas que comprados con promesas de cargos burocráticos o enriquecimientos inmerecidos aprueban leyes sin leerlas ni siquiera con pleno conocimiento de sus consecuencias. Un gobierno descalificado como nunca en materia internacional. Insisto, antes del 2000 el panorama era particularmente distinto. Las calles pertenecientes a los ciudadanos, los noticiarios transmitían mensajes de progreso, había libertad y respeto a diferentes cultos religiosos, los niños aprendían del valor de la amistad en sus barrios, el comercio era legal, los trabajos dignos para ampliar los márgenes de acción de la necesaria clase media. Sabíamos quiénes nos gobernaban y exigíamos resultados. Toda esa herencia, incluyendo la construcción de sólidas instituciones se debió a un sistema que desde el extranjero, en terrenos de opresión, fue calificada como “la dictadura perfecta” sello que se atrevió a imprimir Vargas Llosa ante la incomodidad presencial de Octavio Paz. Ni dictadura, ni perfecta. El PRI había dado ejemplo mundial de estabilidad, congruencia y disciplina. Muchos abusaron del poder y se burlaban con imposiciones como “el orgullo de mi nepotismo” lo sabemos y lo admitimos.Hoy se arma una arquitectura política para culpar de todo al pasado y hacer creer que “no somos iguales” sin dar mejores propuestas. Mantener a la población vulnerable bajo esquemas de dádivas en lugar de programas institucionales es una vergüenza. Buscaron la forma de contrarrestar al PRI creando corrientes políticas y partidos nuevos que ellos mismos dinamitaron a base de traiciones y abusos como el PRD. La preservación de valores y de civismo han sido anulados. La tarea equivocada pero por fortuna fallida de amlo fue desaparecer al PRI como así lo logró con el Poder Judicial. Lo mismo fue tentar contra la autonomía y fuerza de la UNAM. La debilidad de la iglesia católica está dentro de los planos. Ahora hay atentados contra la libre expresión y manifestación, iniciativas contra la propiedad privada, adoctrinamiento en libros de texto, evidente corrupción burocrática, defensa de los derechos de los sicarios, desabasto desde hace seis años de medicamentos, alianza con gobernantes tiranos, conflicto abierto con varias naciones, agresiones contra los aspiracionistas... El quiebre del sistema político anterior fue el 68 y más tarde los crímenes deColosio, Ruíz Massieu y Posadas Ocampo además de la escenografía del cobarde encapuchado Marcos (movimiento del EZLN apoyado por la izquierda de AMLO y Muñoz Ledo era Presidente del PRD). Ahí se establecieron las bases discursivas de los terroristas verbales. Ganaron espacios, cierto, pero están perdiendo la enorme oportunidad de servir a la nación y se están hundiendo en sus propios errores.

CARLOS RAMOS PADILLA

*Conductor del programa VaEnSerio izzi 135 y radio mexiquense. Meganoticias, TVC