Reto a la Oposición

Pues como en el juego de Juan Pirulero, que cada quien atienda su juego. El señor presidente constitucional de los

Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, ya abanicó y lleva mano por aquello de que aquel que pega primero pega dos veces. Así, y previo anuncio, porque el que avisa no traiciona -eso dicen- aguardó -me imagino que trabajando a millón desde horas de la madrugada y hasta tarde en la noche- al cinco de febrero, el mismísimo día en que los mexicanos aún evocamos agradecidos y con beneplácito, la gesta conmemorativa del 107 aniversario este 2024 de nuestra Constitución Política, la misma que con parches, enmiendas y reformas digo, sigue incólume e impertérrita rigiendo los destinos de nuestra patria amada, para dar a conocer nada menos que una veintena -en montón salen más baratas- de iniciativas constitucionales que tienen como luz en el horizonte impedir que un puñado, si acaso, de políticos ultraderechosos, corruptos y rapaces, pretendan dar vuelta atrás a la Cuarta Transformación, así ésta por sí solita pues que caray, quiera retrotraer la historia patria, de frente, pero eso sí, convencida de un futuro guinda en lontananza y no tanto ya a estas alturas.

Las iniciativas del presidente, éste si constitucional, ya las conocemos, si no a fondo y detalle, bastante bien para darnos cuenta de que el señor López Obrador se metió hasta la cocina para preparar el mejor plato que haya podido imaginar para garantizar la trascendencia política más allá de sus años y sus días en el poder. Las propuestas rebasaron con mucho los tamales de chipilín, uno de sus gustos culinarios favoritos según sabemos ahora. ¿Pejelagarto? Peje sí, lagarto no. Aunque a juzgar por las evidencias, esta vez nos salió lagartón, bastante lagartón. No en vano tantos años en política, como para salir aguado. No, qué va. Esta vez hay que pensar, él mismo reconoce, en el dos de junio y más allá, pues qué caray. Planes, ideas, proyectos, iniciativas y capital, sobran después de todo aun en un periodo pleno de austeridad y aun pobreza sanfranciscana. 

Esta vez nos salió, quizá inspirado por aquél, con el anuncio de que aún hay más. ¿Lo recuerdan? Me imagino que sí, aquel personaje televisivo, güerito él, el mismo al que la India María asolaba con aquel “oye güerito, arrímate pacá”. ¿Sí? ¿Lo recuerdan? Aquel Raúl Velasco, tan afamado en una era en la que la televisión y en particular Televisa, era dueña y señora del país.

Así entonces, el hoy modesto inquilino de Palacio Nacional dejó ver sus cartas el cinco de febrero pasado, ya sin trastabilleo ni sosiego alguno. Hay van mis veinte, seguramente pensó, o quizá, dicho de otra forma, va mi resto es probable que haya pensado. ¿Su resto? Mucho resta al uno de octubre próximo, pero en fin.

Ahora bien, dicho esto uno se pregunta qué es de la oposición. Es su tiempo, sin duda. Es tiempo de que responda al reto macuspano, con inteligencia, neuronas, capacidad y aún viveza. Esto para que se deje ver de una buena vez de qué está hecha la oposición política, pero también la social, económica, religiosa, clasemediera, y toda aquella que se hace llamar tras el emblemático concepto de los poderes fácticos. Lo primero es que tienen todos ellos ante si, de manera separada o grupal, la oportunidad de mostrarse y dejar ver de qué están hechos, pero sobre todo llegó el momento de que exhiban su músculo neuronal, éste un punto crucial frente a la carnada lanzada por el presidente. ¿Sabrá y podrá la oposición imaginar, diseñar y ejecutar un escenario nacional sin el Peje? ¿O seguirá reaccionando a cada ocurrencia presidencial como en buena parte lo ha hecho hasta ahora? Muchos, millones de mexicanos, están a la expectativa de lo que la oposición pueda ofrecer para contrarrestar y aún darle la vuelta al estado actual de cosas en la república. ¿Será posible?  La oportunidad está allí y es real.

Roberto Cienfuegos J.   

@RoCienfuegos1