Casi cuatro meses después de la noche que valió una final, el Chapecoense recibirá el jueves al argentino Lanús en su primer partido como anfitrión de la Copa Libertadores, con la mirada en el futuro pero la nostalgia por el equipo diezmado en la tragedia aérea todavía abrazada al cuerpo.
El 'Furacao' regresará, además, al Arena Condá convertido en el flamante colíder del Grupo 7, después de su debut triunfal la semana pasada contra el Zulia de Venezuela (2-1).
Aunque nadie ha olvidado todavía en Chapecó la velada del 23 de noviembre. Ni la tragedia que aguardaba al girar esa semana consiguió borrar la euforia de aquel miércoles de primavera en el que esta localidad del próspero sur de Brasil se echó por primera vez a los brazos de su equipo.
Un pie salvador del arquero Danilo en el último suspiro contra el gigante San Lorenzo convirtió a este humilde club, desconocido hasta entonces para el fútbol internacional, en el sorprendente finalista de la Copa Sudamericana.
Se agrandaba entonces la gesta del Chapecoense que, cinco días más tarde, la tragedia convertiría en una de las leyendas más dramáticas de la historia del deporte, cuando el avión en el que viajaba el equipo al primer duelo de la final se estrelló en las montañas de Medellín causando la muerte de 71 personas.
El tiempo se paró en esta ciudad de 200.000 habitantes poco acostumbrada a las estridencias, convertida de repente en el centro del dolor mundial. A la conmoción inicial, le siguió el desgarro de las despedidas, el profundo pesar de los homenajes y la desorientación de un futuro que parecía imposible para un club que apenas siete años atrás militaba en la cuarta división.
Pero, como los seis supervivientes del accidente, el Chapecoense se negó a regodearse en su pesadilla y se embarcó en una carrera contrarreloj para reconstruirse a tiempo como equipo. Conscientes de que sus huecos no se llenarían nunca, en el 'Verdao' comenzaron a trabajar con la motivación de honrar a los que se fueron y, además, a su manera: con trabajo y mucha emoción, pero sin aspavientos.
Buena parte de la culpa la tiene un militante de la discreción como es Vagner Mancini, el técnico que eligió el club para comandar la fase más delicada de sus 43 años de historia.
Él es el encargado de guiar al club en su complejo regreso a una realidad en la que debe vivir haciendo equilibrios entre el duelo por los fallecidos, el recuerdo sentido y la ilusión por el futuro de una plantilla nueva, reconstruida con 22 fichajes.
Un reto emocional y deportivo que la entidad afronta, además, bajo los focos de la prensa internacional, interesada en los movimientos de este club que se ha convertido en el segundo equipo de medio mundo.
Una buena muestra de la expectación que levanta el nuevo Chapecoense se vivió en Maracaibo la semana pasada con su debut en la Copa Libertadores.
Recibido con gran cariño en Venezuela, el 'Furacao' acabó imponiéndose 2-1 al Zulia gracias a los tantos de Reinaldo y Luiz Antonio en un partido que se cerró con un aplauso unánime tras el pitazo final.
Y ante el Lanús, una vez más, el control emocional volverá a ser clave en una Arena Condá que promete llenarse para su estreno en la élite del continente.
"Ahora tenemos el jueves un partido importante y esperamos todo el apoyo de la ciudad porque con una victoria en casa, damos un paso importante", afirmó el arquero y capitán del equipo, Artur Moraes, a la prensa local.
En caso de vencer ante el 'granate', el Chapecoense se afianzaría como líder del Grupo 7 a la espera de cruzarse contra el Nacional en la próxima fecha.
Pero no hay nada fácil en la Libertadores.
El Lanús llega, de su lado, plagado de urgencias a Brasil, después de caer tanto en su debut ante los uruguayos la semana pasada como el domingo en el inicio de la liga argentina frente a Racing.
"Chapecoense es bastante sólido, vuelve a jugar de local con todo lo que eso lleva de emocional porque un equipo que vuelve a jugar después de la tragedia que tuvo, va a haber mucha tensión", confesó el técnico, Jorge Almirón, al diario Olé.
Vuelven las noches de pasión y fútbol internacional a un Arena Condá que, poco a poco, comienza a atreverse a soñar de nuevo.