Con una inversión estimada de 100 millones de dólares, México decidió echarse para atrás en la organización del Mundial de Natación y sólo pagar 10 mdd, por la inversión que ya se había hecho y por compensación a la Federación Internacional de Natación.
Se llegó a esta decisión tras evaluarse que la inversión a realizarse no cubre los beneficios esperados y a que, en los últimos eventos deportivos mundiales, usualmente quien se ve beneficiado son los grandes empresarios.
Esto, aunado al recorte en el gasto que el Gobierno anunció recientemente, hacen que la decisión se base en destinar estos recursos a cuestiones prioritarias para el país y no a eventos que no necesariamente se reflejen en beneficios para todas las personas.