El inglés Lewis Hamilton (Mercedes) ingresó en 2015 en el selecto club de tricampeones mundiales de Fórmula Uno, al tiempo que el español Fernando Alonso vivió su ‘annus horribilis’ en la peor campaña de la historia de McLaren, en su reencuentro con el motorista
japonés Honda.
El excéntrico y espectacular campeón británico, de 30 años, lideró de principio a fin el segundo año triunfal de su escudería en la categoría reina del automovilismo. Se proclamó campeón mundial a falta de tres carreras y festejó su tercer título -al revalidar el de 2014 y después del logrado en 2008, con McLaren- tras ganar en Austin (Texas) el Gran Premio de Estados Unidos, en el que logró su décima victoria del año.
Hamilton igualó los tres títulos del escocés Jackie Stewart, el australiano Jack Brabham, el austríaco Niki Lauda y los brasileños Nelson Piquet y Ayrton Senna, el mito fallecido en 1994 que fuera ídolo de su infancia.
Por delante ya sólo tiene al alemán Sebastian Vettel y al francés Alain Prost, con cuatro títulos; al argentino Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón mundial; y al ‘hombre record’ de la F1, Michael Schumacher, que logró siete coronas para Alemania.
Al ganar en Estados Unidos, Hamilton elevó a 43 su número de victorias, situándose en el tercer puesto de todos los tiempos, por detrás de Prost -con 51- y de Schumacher, ganador en 91 ocasiones.
Su compañero alemán Nico Rosberg ganó las tres últimas carreras, sumó seis triunfos en total, revalidó subcampeonato y contribuyó al segundo año triunfal de Mercedes. Escudería que batió su propio récord de ‘dobletes’ -doce- y de puntos en el Mundial de constructores -703-, que asimismo repitió.
Vettel -que lideró el cuatrienio triunfal de Red Bull (2010-13)- fue el único que contestó el enorme dominio de Mercedes, al lograr, el año de su estreno con Ferrari, las tres victorias y la única ‘pole’ que no se anotaron las ‘flechas de plata’. Vettel acabó tercero el campeonato, a 103 puntos de los 381 con los que ganó su tercer Mundial Hamilton, que superó en 59 a Rosberg.
Alonso, de 34 años, campeón mundial en 2005 y 2006 (con Renault) y vencedor 32 veces en F1, completó un año de pesadilla en su regreso a McLaren, equipo en el que ya vivió una temporada que acabó como el rosario de la aurora en 2007, cuando formó pareja con el entonces debutante Hamilton.
El año empezó mal para el doble campeón mundial asturiano, que sufrió un accidente en los entrenamientos de pretemporada en Montmeló (Barcelona), motivo por el que -como medida preventiva, a pesar de no sufrir lesiones de importancia- no pudo disputar en Australia el primer Gran Premio de una temporada en la que en McLaren y en Honda no funcionó nada de nada.
El equipo que preside Ron Dennis acabó penúltimo el Mundial de constructores, superando únicamente al débil Manor, en el que debutó en F1 otro español, el castellonense Roberto Merhi, de 24 años, que aguantó el tipo con el peor coche de la parrilla.
Al sufrir innumerables problemas de fiabilidad y tener que usar doce motores -ocho más de los permitidos- Alonso batió récords de sanciones en parrilla y acabó decimoséptimo, con 11 puntos, un Mundial en el que sólo puntuó en dos ocasiones.
Por primera vez en quince años, Alonso no fue el mejor español en un Mundial de F1: en 2015 lo fue el debutante madrileño Carlos Sainz, hijo del doble campeón mundial de rallys de idéntico nombre. ‘Carlitos’, de 21, causó una grata impresión y acabó decimoquinto, con 18 puntos, a bordo de un Toro Rosso.
Sainz formó la pareja más joven de la parrilla junto al holandés Max Verstappen (hijo del ex piloto de F1 Jos Verstappen), que acabó siendo el mejor neófito -duodécimo, con 49 puntos-, pero que en calificación perdió el duelo interno frente al español.
La peor noticia del año la protagonizó el francés Jules Bianchi, que falleció el 17 de julio en su Niza natal, tras pasar nueve meses en coma como consecuencia de las graves heridas provocadas por el brutal accidente que sufrió en el Gran Premio de Japón de 2014, en octubre.