La Unión Ciclista Internacional (UCI) confirmó que el Tour de Francia se llevó a cabo de manera normal y sin fraudes tecnológicos, aseveración hecha una vez concluidos los exámenes de los vehículos de competidores.
El órgano rector del ciclismo a nivel mundial dio a conocer de manera oficial que antes, durante y después de cada
uno de los 21 días de competencia las pruebas sobre las bicicletas de los competidores fueron negativas.
Durante el Tour, se utilizaron tres tipos de tecnología de detección, “con la intención de asegurar un protocolo variado e impredecible”, señaló la UCI. El principal método fue el de resistencia magnética, además de los complementarios con escáneres térmicos y de rayos x.
El presidente de la UCI, Brian Cookson, agradeció las actividades realizadas por las autoridades ya que “de no ser atacado de manera correcta, podría dañar de manera seria la reputación del ciclismo”.
Además, reconoció la cooperación de los competidores, sus equipos, los organizadores y a la policía francesa, y advirtió que “continuaremos con el pesado examen de bicicletas y haremos todo lo que esté en nuestro poder para asegurar que esta forma de engaño quede fuera de nuestro deporte".
De acuerdo con el organismo, se hicieron 3,773 test durante el Tour de Francia, de los casi 10,000 que se han hecho este año. Hasta ahora, sólo un caso de dopaje mecánico ha sido revelado y sancionado después de que fue encontrado un motor escondido en la bicicleta de la ciclista belga Femke Van den Driessche en el Campeonato Mundial de ciclocross Sub 23 de este año, en Bélgica.
La UCI sancionó a la corredora con seis años fuera de competencia y una multa significativa por la Comisión disciplinaria.