La visita de dos días de Vladimir Putin a El Cairo ocurre en momentos que Rusia enfrenta tensiones crecientes con Estados Unidos y la Unión Europea por el respaldo de Moscú a los separatistas en Ucrania.
Tanto Putin como el presidente anfitrión Abdul Fatá El Sisi se esforzaron por fortalecer una relación bilateral, en parte para demostrar que tienen otras opciones disponibles aparte de cooperar con Occidente.
Cortejar a Rusia también coloca a Egipto, aliado de Estados Unidos de larga data, en un equilibrio delicado frente a uno de sus principales promotores extranjeros, Arabia Saudí, que apoya a los rebeldes que combaten al gobierno sirio, a su vez respaldado por Moscú.
El anuncio sobre la planta nuclear fue formulado en una conferencia de prensa después de conversaciones en el antiguo palacio real, donde Putin fue recibido con una salva de 21 cañonazos y 200 escolares egipcios con banderas al viento y vivas.
El Sisi dijo a la prensa que se firmaron memorandos de entendimiento sobre la construcción de la planta y se discutieron planes para aumentar las ventas de gas a Egipto e incrementar las inversiones.
La planta se construirá en una instalación nuclear en Dabaa, al oeste de la ciudad portuaria de Alejandría. Egipto inició su programa nuclear en 1954 y en 1961 adquirió un reactor de investigación de fabricación soviética. Durante décadas se trazaron planes de expansión pero en 2011 el reactor se fundió aunque sin despedir radiación.
"Si se adoptan las decisiones definitivas, no sólo significará la construcción de una planta nuclear, sino la creación de una industria atómica totalmente nueva en Egipto", afirmó Putin.