Varios de los cazas Rafale del “Charles de Gaulle” despegaban esta mañana para participar en esta nueva misión, que se puso en marcha con ocasión de la visita al portaaviones del ministro de Defensa de Francia, Jean-Yves Le Drian.
En un discurso ante los militares del navío, Le Drian subrayó que su misión es combatir “el terrorismo yihadista, que querría atacar a nuestros ciudadanos, a nuestros intereses, a nuestros valores”, y que frente a ese desafío “Francia tendrá una firmeza total”.
El ministro consideró que se ha cumplido el primer objetivo de la operación francesa contra el EI en Irak- “atajar la dinámica de conquista territorial del Daesh (acrónimo árabe del EI) y estabilizar así las líneas del frente”.
Pero también añadió que el reto sigue siendo “más que nunca proteger a las poblaciones locales de las violencias inhumanas que sufren en los territorios ocupados por los terroristas”.
Tras haber estado durante el fin de semana en Baréin para una escala técnica, el navío navega a unos 200 kilómetros de sus costas, con lo que -según destacó el departamento de Defensa-, está más próximo al teatro de operaciones en Irak que la base que ha estado utilizando Francia en los Emiratos Árabes Unidos.
La misión francesa contaba hasta ahora con nueve aviones de combate Rafale y seis Mirage, además de un avión de patrulla marítima Atlantique 2 y otro de avituallamiento en vuelo C-135 con base en los Emiratos Árabes Unidos y en Jordania.
Además, en Bagdad hay una cuarentena de agentes franceses que ayudan al Ejército iraquí en la planificación de operaciones contra el Estado Islámico.
A estos efectivos se van a añadir los doce Rafale del “Charles de Gaulle”, que también podrá ser utilizado por cazas estadounidenses, y que cuenta con una tripulación de cerca de 2.000 militares, además de una fragata antiaérea que le secunda como protección.
Los bombardeos franceses contra el EI se limitan al territorio de Irak, ya que París no ha querido interferir con sus ataques en el conflicto sirio.