El ruidoso grupo, de unas 250 personas, protestó por las principales calles de la capital del país, sentándose de cuando en cuando en rotondas e intersecciones, parando el tránsito durante varias cuadras y atrayendo la atención de los peatones.
Los manifestantes denunciaron al grupo extremista somalí al-Shabab, responsable del ataque de la semana pasada al Colegio Universitario Garissa en el que fallecieron 148 personas en el noreste del país. "Los compañeros estamos cansados de al-Shabab", decía un cartel.
En otros carteles podía leerse: "¡Siguen en nuestros corazones!" y "DEP compañeros".
Los manifestantes pararon ante las oficinas del presidente Uhuru Kenyatta para presentarle sus peticiones, entre ellas una compensación estatal para las familias de las víctimas del ataque de Garissa, la construcción de un monumento de recuerdo a los fallecidos, y mejor seguridad en los campus y en el país en general.
Los organizadores intentaron controlar a la multitud que cantaba y coreaba consignas.
"Podríamos ser los siguientes. Esa gente puede atacar a cualquiera", comentó Walter Mutai, un estudiante de estadística de 22 años de la Universidad Moi.
En su recorrido los estudiantes pasaron junto a un camión del ejército con soldados, equipados con boinas rojas y rifles, sentados en bancos en la parte de atrás.