Explicó que cientos de ciudadanos rusos, europeos y estadunidenses están luchando junto al EI y el principal peligro es su regreso a su país de origen.
Respecto a las relaciones con Estados Unidos por el papel de Rusia en el conflicto ucraniano, el canciller ruso señaló que se trata de cuestiones de Estado y de orden mundial, que tiene que ser resuelto a través de negociaciones.
Sin embargo, Lavrov aseguró que la única amenaza para el país es el escudo antimisiles global, que intenta implementar Estados Unidos en las fronteras con Rusia.
“No veo ninguna amenaza por parte de China y, en general, no veo ninguna amenaza por parte de Asia, excepto la defensa antimisiles que Estados Unidos crea en su propio territorio, en Europa y en el noreste de Asia”, subrayó.
Sobre si Rusia tiene planes de desplegar armas nucleares en América Latina al igual que Estados Unidos lo hace en Europa, el jefe de la diplomacia rusa aseguró que “Rusia no considera necesario emplazar sus arsenales nucleares en otras zonas del mundo”.
En relación sobre si se postularía a la presidencia, el canciller ruso expresó que se siente cómodo trabajando con el presidente Valdimir Putin. “Espero que él también experimente lo mismo. Me gusta mucho mi trabajo y haré todo lo que esté a mi alcance en esta posición”.
En su entrevista concedida a las tres emisoras nacionales, Lavrov manifestó que Rusia trabajará con Hillary Clinton si gana las elecciones presidenciales en Estados Unidos el próximo año.
Destacó que lo importante es que Estados Unidos construya “relaciones pragmáticas” con el mundo y “no intente retroceder en el tiempo y dictar sus decisiones”.
Respecto a la situación en Yemen, recibió con beneplácito la decisión de la coalición árabe, liderada por Arabia Saudita, de poner fin a los ataques aéreos en ese país, pero advirtió que Moscú no quiere que Irán se convierta en otro objetivo más del uso ilegítimo de fuerza.
“Decidieron centrar todos los esfuerzos en promover el proceso político, menos mal”, indicó.
Según Lavrov, del resultado de “estos bombardeos se beneficiaron más los combatientes del EI y Al Qaeda en Yemen, que ocuparon las posiciones que pertenecieron a los houthís antes de que fueran obligados a retirarse por bombardeos aéreos.