“Usted mató a mi hijo”.
A pocos días de que inicie la cuenta atrás de 365 días para que comiencen los Juegos Olímpicos de Río, programados para el 5 de agosto de 2016, la organización no gubernamental exhortó a los poderes públicos a adoptar cambios que garanticen el fin de la impunidad y el derecho a la vida.
“Río de Janeiro es una historia de dos ciudades. Por un lado, la ostentación y el glamour concebidos para impresionar al mundo y, por el otro, una ciudad marcada por las intervenciones policiales represivas que están diezmando a un porcentaje significativo de toda una generación de hombres jóvenes, negros y pobres”, dijo Atila Roque, director de Amnistía Internacional Brasil.
Como ya hicieran anteriormente otras organizaciones como Human Rights Watch o la brasileña Justiça Global, el informe de 88 páginas denuncia que casi el 16 por ciento de los homicidios registrados en la ciudad en los últimos cinco años fueron cometidos por agentes de policía que estaban de servicio, lo que supuso mil 519 homicidios policiales.
Realizado en base a datos públicos, AI se centra en el estudio de nueve casos de “homicidios perpetrados por la policía militar” en Acarí –favela controlada por el narcotráfico situada en el norte de la ciudad de Río- para denunciar los abusos.
“La lucha contra las drogas en Río de Janeiro es utilizada para justificar un uso innecesario y excesivo de la fuerza que viola los derechos humanos”, dijo Renata Neder, investigadora del estudio.
Neder también denunció un “patrón de actuación” por parte de la policía en sus intervenciones en áreas pobres y de mayor densidad de población negra.
“Los homicidios son la punta de un iceberg de abusos de la policía en la favela. Invasión de domicilios, robo de bienes o agresión física son por ejemplo otros”, agregó la fuente, que acusó a la policía de “alterar la escena del crimen” para justificar la muerte de civiles supuestamente inocentes.
“La estrategia brasileña de ‘guerra contra las drogas', destinada a combatir el narcotráfico, la violencia y la crisis de seguridad pública, problemas acuciantes en el país, ha fracasado rotundamente y está dejando una estela de sufrimiento y destrucción”, agregó Roque, en una presentación del estudio en Río de Janeiro.
AI asegura que “la mayoría de las víctimas de los homicidios policiales registrados entre 2010 y 2013 son hombres jóvenes negros de 15 a 29 años”, y culpa sobre todo a los cuerpos policiales y a la fiscalía de la impunidad con la que se cometen esos crímenes.
“Tales homicidios casi nunca se investigan. Cuando muere una persona como resultado de la intervención policial, un agente de la policía civil cumplimenta una parte de incidencia para determinar si el homicidio se cometió en defensa propia o si procede emprender una investigación penal. La realidad es que muchos casos se clasifican como ‘actos de resistencia', lo cual impide emprender investigaciones independientes y ampara a los autores, que no se ven obligados a comparecer ante tribunales civiles”, denunció la organización en un comunicado.
“En la práctica, al clasificar los homicidios policiales como el resultado de un enfrentamiento, incluso cuando no lo ha habido, las autoridades culpan de la muerte a las propias víctimas. Este proceder se usa a menudo como cortina de humo para encubrir ejecuciones extrajudiciales”, lamentó.
Brasil es uno de los países más violentos del mundo y en 2012 hubo más de 56 mil homicidios en todo el país, según datos públicos.
El año pasado más de mil 200 personas murieron solo en los estados de Río de Janeiro y Sao Paulo en operaciones policiales, un dato extremadamente alto si se compara con el cómputo total de países como Estados Unidos (413 fallecidos en 2013) o Sudáfrica (706 en 2013).
Asimismo, 2005 y 2014 más de ocho mil 470 personas fallecieron en homicidios cometidos por agentes en Río de Janeiro que estaban de servicio.