Los enfrentamientos en esa localidad dejaron al menos 53 personas muertas, entre ellos siete civiles, 11 miembros de las fuerzas de seguridad y 35 terroristas, un ataque al queEssid ha caracterizado como uno para desestabilizar el sistema de seguridad del país tunecino.
El ministro señaló que las autoridades ya han establecido las medidas necesarias para evitar alguna nueva amenaza, entre las medidas se ha activado un toque de queda, así como el cierre de dos pasos fronterizos con Libia.
Por su parte, Beyi Caid Essebsi, presidente de Túnez, ha afirmado que el objetivo de los atacantes islamistas es controlar la región para nombrarla su nueva provincia o wilaya, haciendo referencia a los intereses del grupo terrorista de expandir sus dominios.
Mientras, Abd Elhamid Jelassi, vicepresidente del partido islamista Ennahda, indicó que, si el ejército no hubiera estado preparado, los terroristas del Estado Islámico hubieran sido capaces de obtener una victoria simbólica en la región.
Los enfrentamientos dieron inicio cuando un grupo de milicianos, supuestamente provenientes de Libia atacó un puesto de control de la policía de Túnez y un cuartel de ejército, hasta el momento ninguna organización se ha pronunciado como la responsable del ataque.
En el año pasado, el 2015 diferentes ataques se habían dado en territorio tunecino por milicianos islamistasentrenados en Libia, por lo que el Gobierno ha reforzado las medidas de seguridad en las diversas zonas fronterizas.