Ubicada dentro de las 44 hectáreas de su territorio, junto a la Torre San Giovanni de los Jardines Vaticanos, la zona ya se encuentra funcionando, para recibir inicialmente los desechos de papel y cartón producidos tanto por las oficinas como por las habitaciones del Estado papal.
Aunque la población estable del Vaticano no supera las 300 personas (entre los cuales destacan algunos directivos como el jefe de la Gendarmería o todos los integrantes de la Guardia Suiza), en ese territorio se produce un discreto volumen de basura.
Esto, producto del trabajo de las oficinas de la Curia Romana y otras dependencias internas, que cuentan con poco más de cuatro mil trabajadores.
De hecho, el Vaticano cuenta con una oficina especial de Limpieza Urbana y Jardines, que se ocupa de la manutención y el decoro interno. Desde hace dos años esa sección se ha encargado de distribuir especial equipo para la selección de residuos.
Al mismo tiempo los contenedores predispuestos para los diversos tipos de basura han sido distribuidos en puntos estratégicos.
Tras haber identificado un área idónea, la Dirección de los Servicios Técnicos efectuó las operaciones necesarias para adaptarla a las exigencias necesarias de las islas ecológicas, las zonas de recolección de residuos, donde pueden ser posicionados también los contenedores que después son levantados por los camiones para ser llevados a varios puntos de recolección.
Ya desde hace algunos años en el Vaticano se efectúa la recolección de diversos tipos de residuos: en el área conocida como “Molazza” se colocan los ferrosos, la madera y los descartes ediles no peligrosos. En la zona “Vignaccia” los especiales, peligrosos o no, como el material electrónico, los aceites usados y líquidos varios.