El fiscal Rodrigo Janot pidió el martes al Supremo Tribunal Federal (STF) la apertura de 83 investigaciones basándose en la confesión de 77 ejecutivos y exejecutivos de la constructora Odebrecht, una de las empresas implicadas en el escándalo de desvíos en la estatal brasileña Petrobras.
En cientos de testimonios, los integrantes de la empresa detallaron una compleja trama de corrupción, en la que Odebrecht pagaba sobornos a políticos a cambio de medidas legislativas que favorecieran a la compañía o de contratos con empresas públicas.
Los nombres de los políticos sospechosos permanecen bajo secreto de sumario, pero "probablemente" son "más de cien" los políticos con fueros bajo sospecha, informó la fuente, que pidió no ser identificada.
Al menos seis ministros del presidente conservador Michel Temer aparecen en la lista, incluido su jefe de gabinete, Eliseu Padilha, y el nuevo canciller, Aloysio Nunes, además de los presidentes de ambas cámaras del Congreso, según varios medios locales.
De acuerdo con esos reportes, no confirmados oficialmente, también figuran en la nómina los expresidentes de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016).
Esos trascendidos podrán verificarse una vez que el juez encargado del caso en el STF, Edson Fachin, levante el secreto de sumario, tal como lo pidió la fiscalía.
Si la justicia autoriza las investigaciones, la fiscalía podría formular las primeras denuncias en los próximos meses, añadió la misma fuente, porque hay casos en que "no se precisan muchas más pruebas" que las ya proporcionadas por los colaboradores de Odebrecht.
En un trabajo intensivo de una semana, 116 fiscales en 34 dependencias de todo el país tomaron más de 950 declaraciones judiciales a los delatores de la constructora en comparecencias que fueron filmadas.
Junto a su testimonio, los ejecutivos presentaron más de cien cajas con documentos que respaldan sus afirmaciones, como correos electrónicos, extractos de cuentas bancarias, planillas, contratos, agendas.
Apodada "la delación del fin del mundo", esta confesión masiva amenaza a prácticamente toda la clase política brasileña y también causa recelo en varios países de América Latina, donde Odebrecht admitió haber entregado cientos de millones de dólares en sobornos a políticos.