La decisión fue tomada por unanimidad en el gabinete de seguridad a petición del primer ministro Benjamin Netanyahu, que había confirmado horas antes el jueves su intención de levantar un asentamiento para realojar a los habitantes judíos de Amona, una colonia de Cisjordania que fue demolida en febrero por orden de la justicia israelí.
"Había prometido crear una nueva implantación y vamos a respetar ese compromiso y crearla hot", afirmó Netanyahu durante un encuentro con el presidente eslovaco Andrej Kiska.
La nueva construcción será levantada en el sector de Shilo, una colonia existente situada en el antiguo emplazamiento de Amona, al norte de Ramala, en Cisjordania ocupada, precisó un comunicado de la oficina del primer ministro.
Esta nueva colonia será la primera promovida por un gobierno israelí desde 1992, según la organización Paz Ahora, opuesta a la colonización.
La construcción de vivienda civil en territorios ocupados es ilegal según el derecho internacional y supone, según gran parte de la comunidad internacional, uno de los grandes obstáculos para la paz con los palestinos.
Justo después de la investidura de Donald Trump, considerado como más favorable a las posturas israelíes que su predecesor, Barack Obama, Israel anunció cinco extensiones de los asentamientos, llevando a más de 6 mil los alojamientos en Cisjordania y Jerusalén Este ocupadas.
La Casa Blanca, que busca la forma de relanzar los esfuerzos de paz entre israelíes y palestinos, acabó por llamar a Israel a la contención.
El gobierno israelí considerado como el más a la derecha de la historia del país y gran defensor de los colonos, trata de crear las condiciones para seguir ampliando los asentamientos en los territorios palestinos sin enfadar a la nueva administración estadounidense.
La construcción de colonias, que se ha producido bajo todos los gobiernos israelíes desde 1967, recorta los territorios en los que sería creado un Estado palestino o compromete la continuidad territorial del mismo y, por lo tanto, su viabilidad.