"Ríndanse o mueran", afirmó Abadi en un discurso emitido por televisión en que anunció la ofensiva y hablando a los yihadistas.
Tal Afar, durante mucho tiempo un bastión de los insurgentes musulmanes suníes de línea dura localizado a 80 kilómetros al este de Mosul, en el extremo norte de Irak, ha vivido ciclos de violencia sectaria entre suníes y chiíes tras la invasión encabezada por Estados Unidos en 2003 y de ahí han salido algunos de los principales comandantes de Estado Islámico.
La ciudad quedó aislada del resto del territorio bajo control de Estado Islámico en junio. Ahora está rodeada por tropas del Gobierno iraquí y voluntarios chiíes por el sur y de combatientes peshmerga kurdos por el norte.
Horas antes del anuncio de Abadi, la Fuerza Aérea iraquí arrojó panfletos sobre la ciudad en que aconsejaba a la población ser cautelosa. "Prepárense, la batalla es inminente y ya viene la victoria, si Dios quiere", decían los panfletos.
En Tel Afar permanecen unos 2 mil aguerridos militantes, según comandantes militares estadounidenses e iraquíes. Se prevé que opongan una fuerte resistencia, pese a que informes de dentro de la ciudad indican que están debilitados tras meses de combates, bombardeos aéreos y la falta de nuevos suministros.
El "califato" de Estado Islámico colapsó en la práctica el mes pasado, cuando fuerzas iraquíes respaldadas por Estados Unidos capturaron la ciudad de Mosul, que era la capital de los militantes en Irak, tras una campaña de nueve meses.
Sin embargo, partes de Irak y Siria aún están bajo el control de Estado Islámico, incluyendo Tal Afar, una ciudad con una población de unos 200 mil habitantes antes de la guerra.