Durante una sesión en el Consejo de Seguridad, Ging indicó que entre los afectados hay casi 8.5 millones de yemeníes que sufren inseguridad alimentaria grave, y unos dos millones han sido desplazados.
Precisó además que existe más de un millón de casos sospechosos de cólera desde abril del año pasado y que unos tres millones de mujeres y niñas están en riesgo de sufrir algún tipo de violencia de género.
"La tarea más urgente es que todas las partes pongan fin a las hostilidades y colaboren de manera significativa con Naciones Unidas para lograr un arreglo político duradero", expresó Ging.
La fase internacional del conflicto en Yemen inició luego de que en 2015 una coalición de seis naciones árabes encabezadas por Arabia Saudita, con apoyo militar y logístico de Estados Unidos y Reino Unido, lanzara una ofensiva contra rebeldes houthíes aparentemente apoyados por Irán.
De acuerdo con organismos internacionales, el conflicto en Yemen ha causado la muerte de más de cinco mil civiles, además de que ha destruido partes esenciales de la infraestructura del país.
En la sesión de este martes, el enviado especial para Yemen, Ismail Ould Cheick Ahmed, reveló en su última intervención en ese papel que el conflicto "ha destruido de manera gradual la economía, los servicios de salud, las viviendas, los caminos y las escuelas".
Destacó que las partes en el conflicto "continúan con un modelo destructivo de juego político de suma cero que ha llevado al país a caer en una mayor pobreza y destrucción".
Mencionó además su profunda preocupación por informes de grupos civiles que apuntan que miles de niños podrían estar siendo reclutados como soldados por las partes en conflicto.