“Uno de los dos aparatos estadunidenses lanzó un señuelo de advertencia al aparato iraní, que renunció la persecución”, agregó, destacando que un avión iraní ya había disparado a un drone estadounidense en noviembre.
Los hechos tuvieron lugar el martes, cuando el Predator efectuaba “un vuelo secreto de vigilancia de rutina sobre las aguas internacionales del Golfo” y se le acercó el F-4 iraní, dijo el vocero. Ambos aparatos llegaron a estar a una distancia de 16 millas, una treintena de kilómetros.
El Predator fue entonces “escoltado por dos aviones militares estadunidenses” no identificados, presumiblemente cazas. El señuelo, una suerte de cohete bengala destinado a engañar a misiles con cabeza infrarroja, convenció al avión iraní de abandonar la persecución, indicó Little.
“Tras el incidente de noviembre último, cuando un avión iraní disparó a un Predator no artillado, Estados Unidos hizo saber a los iraníes que continuaría llevando a cabo vuelos de vigilancia sobre las aguas internacionales, según una práctica establecida de larga data y en función de su compromiso en favor de la seguridad en la región”, señaló el portavoz en un comunicado.