El rotativo, que citó a funcionarios pasados y presentes de los dos gobiernos, mostró que el uso de este armamento permitió diezmar de manera notable la capacidad operativa y el liderazgo de las FARC.
Aseguró que el programa de asesinato de líderes de las FARC iniciado en 2003 por el entonces presidente estadunidense George W. Bush es mantenido por su sucesor Barack Obama.
Bajo ese programa, Colombia ha sofisticado como nunca sus operaciones contra las FARC así como contra el Ejercito de Liberación Nacional (ELN) usando bombas un poco más grandes que una persona de estatura mediana y dotadas con censores, las cuales son guiadas por satélite.
Una de estas bombas fue utilizada en el ataque de las fuerzas colombianas en la frontera de Ecuador en marzo de 2008, cuando resultó muerto Raúl Reyes, uno de los altos jefes de las FARC, según el rotativo.
El presidente de Colombia Juan Manuel Santos reconoció al diario, en una reciente visita a Washington, la existencia de esa asistencia y afirmó que el programa "ha sido de ayuda", pero declinó hablar sobre los detalles.
The Washington Post aseguró que el programa se intensificó en el gobierno de Santos, quien era ministro de Defensa cuando éste fue concebido.
Aunque Colombia ha recibido asistencia militar y técnica para combatir a las FARC y a grupos del narcotráfico bajo el Plan Colombia, el combate contra los rebeldes se hizo más efectivo tras la incorporación de estas bombas de precisión, indicó el periódico.
Su empleo ha permitido que el éxito de los operativos para asesinar o capturar a miembros de las FARC y el ELN haya mejorado de manera exponencial a partir de 2010, de acuerdo con una gráfica presentada por el diario a partir de cifras oficiales.
El uso de las bombas de precisión fue resultado del éxito que tuvieron los miembros de las FARC para burlar la mayoría de los operativos, aún y cuando las tropas colombianas estuvieran a seis kilómetros de distancia y fueran movilizadas por aire.
A la vez, ese empuje fue fortalecido por las operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que se inició en febrero de 2013, tras el secuestro realizado por las FARC de tres contratistas estadunidenses.
La petición para incorporar este sofisticado armamento fue hecha por el entonces presidente de Colombia, Alvaro Uribe, a Bush durante la visita que el mandatario sudamericano realizó a Washington en junio de 2006.
Aunque su uso presentó interrogantes de corte legal, estos fueron finalmente resueltos en parte entregando a las autoridades colombianas bombas con llaves de seguridad en su sistema de computo, las cuales se encuentran bajo control de la CIA.
The Washington Post indicó que en años recientes se actualizó la flota de aviones de combate fabricados por Israel, armandolos con bombas de precisión manufacturadas también en ese país.