En unas declaraciones a los medios, Pooley, de 29 años, agradeció el trato recibido en el Royal Free Hospital de Londres y se consideró afortunado por haber sobrevivido a la infección, que ha causado la muerte a la mitad de unos tres mil afectados en África.
Pooley recibió el fármaco experimental ZMapp en una unidad aislada de ese hospital londinense, que ahora será descontaminada con un proceso químico.
“He sido afortunado de diversas maneras: primero, en la calidad del cuidado que he recibido, que es un mundo aparte de lo que la gente en África Occidental está recibiendo”, declaró.
“Mis síntomas nunca progresaron hasta los peores estadios de la enfermedad; he presenciado muertes horribles, yo tuve síntomas desagradables pero nada comparado con los peores”, dijo.
Pooley trabajaba como enfermero voluntario en Sierra Leona, en el momento que fue diagnosticado de ébola.
El británico fue repatriado en agosto en un avión militar y recibió tratamiento en el Reino Unido.
El especialista en enfermedades infecciosas del hospital Royal Free, Michael Jacobs, aseguró hoy que Pooley “no resulta infeccioso para nadie, pues el virus se ha eliminado de su cuerpo, y no supone un riesgo”.