Turquía, bajo el liderazgo del presidente Recep Tayyip Erdogan, ha sufrido en los últimos meses un “retroceso inquietante” en materia de derechos humanos y en las libertades, denunció ayer la organización Human Rights Watch (HRW).
La organización humanitaria acusó al gobierno turco y al Partido Justicia y Desarrollo (AKP), la formación islamista en el poder en Turquía desde 2002, de manifestar una “creciente intolerancia” hacia la oposición política, las protestas y las críticas de la prensa.
El gobierno multiplicó la aprobación de leyes para reforzar su control sobre el sistema judicial, las redes sociales y la prensa, además amplió los poderes de los servicios secretos, tras un gran escándalo de corrupción revelado en diciembre pasado.
Asimismo, reprimió con dureza manifestaciones en las calles hostiles a Erdogan y abrió juicios contra los protagonistas de la revuelta antigubernamental de junio de 2013.
Según HRW, con sede en Nueva York, al menos cinco mil 500 personas fueron juzgadas en ese marco mientras que un solo policía fue condenado por haber causado la muerte de un manifestante.
“El gobierno no ha dudado en intervenir en los procedimientos judiciales cada vez que ha visto sus intereses amenazados”, criticó la organización en referencia con la purga de miles de policías y magistrados acusados de “complot” contra el Estado