El semanario indicó que El Plan Colombia trajo “al país una mayor cooperación militar, económica y antinarcótica por parte de los Estados Unidos”.
Sin embargo, el informe de la Comisión Histórica integrada por el gobierno nacional y las FARC señaló que por lo menos 54 menores de edad en el país fueron abusados de forma sexual por soldados y contratistas militares estadunidenses entre 2003 y 2007.
Recordó que la comisión relató los hechos de lo que denominaron “imperialismo sexual”, en el que los presuntos delitos de militares extranjeros quedaron impunes dados los acuerdos bilaterales y la inmunidad diplomática estadunidense.
“Uno de los casos más sonados ocurrió en Melgar el 26 de agosto de 2007. Luego de que una niña de 12 años usó el baño de un restaurante, presuntamente dos soldados estadunidenses que servían en el marco del Plan Colombia la forzaron a beber un líquido amarillo que la dejó prácticamente inconsciente”.
Los dos militares “la llevaron a la base de la Fuerza Aérea de Tolemaida, la violaron y a la mañana siguiente la arrojaron en un parque”, apuntó el semanario que este domingo hizo una reseña de las fiestas de agentes de la DEA en Colombia, con droga y prostitutas.
“La madre de la niña confrontó a los dos soldados y estos le habrían dicho: “Sí, la violamos ¿y qué?, estamos en Colombia, la ley no nos afecta”, contó el semanario.
“Al buscar ayuda, la niña y su familia se encontraron con evasivas e incluso las autoridades colombianas rechazaron sus solicitudes de reubicación”, apuntó.
Los supuestos “abusos llegaron al punto que en algunos de los casos se dice que grabaron videos pornográficos que luego se comercializaban por solo cinco dólares”.
Semana también reveló que dos agentes de la DEA tenían por costumbre “despachar en un exclusivo restaurante en el norte de Bogotá y allí llegaban varias veces a la semana alrededor de las 11:30 de la mañana y ordenaban un par de copas de Martini”.
“Unos momentos más tarde llegaba al lugar un reconocido abogado estadunidense de capos colombianos con el fin de abordar temas de su cliente, como por ejemplo las condiciones que tendría en un eventual sometimiento. De los martinis se pasaba a un costoso almuerzo amenizado por varias rondas de trago”, subrayó el informe.
Después el abogado de los narcos “abría su maletín y a cada uno le entregaba dos costosos relojes Montblanc. Al caer la noche y con varias copas en la cabeza, el abogado llamaba a varias voluptuosas ‘amigas’ que trabajan en un reconocido y exclusivo burdel a pocas cuadras del lugar”.
“Muchos tragos más tarde el grupo de las ‘amigas’, los agentes y el abogado del narco salían a un apartahotel no muy lejos de allí, en donde comenzaba una fiesta que terminaba a las 10 de la mañana del día siguiente. Todo costeado por el abogado del narco.X”, aseguró la revista, que es el semanario más influyente en Colombia.
Una de las mujeres contó a Semana “que conoció a varios de ellos cuando fueron a ‘rematar una fiesta’ a un conocido burdel en el norte de la capital”.
“Al comienzo se presentan como turistas o empresarios gringos (…). Como se les atiende bien y el sitio es seguro siguen viniendo y ya con el paso del tiempo es que una (sic) se da cuenta que son de la DEA. Algunos ya borrachitos terminan contando y hablando de sus proezas”, dijo a la revista una joven de escasos 25 años de edad.