Clinton, primera mujer candidata demócrata en EU

En una histórica votación de los cuatro mil 764 delegados asistentes a la Convención Nacional Demócrata, Clinton fue nominada por unanimidad luego que su exrival por la postulación, el senador Bernie Sanders, propuso de manera sorpresiva obviar la contabilidad de votos.

Ante la inesperada intervención de Sanders, la multitud que abarrotó el Centro Wells Fargo de Filadelfia estalló en una sonora aclamación, poco antes de las 19:00 horas locales para marcar la histórica nominación de Clinton.

Por los altoparlantes invadió la sala la canción “Happy”, del artista afroamericano Pharrel Williams, mientras delegados e invitados se lanzaron a bailar y a entonar el nombre de “Hillary, Hillary”.

Clinton deberá aceptar la nominación oficial el próximo jueves para enfrentarse al candidato republicano, Donald Trump, en las elecciones del 8 de noviembre.

La votación acentuó su carácter histórico con la presencia en el podio del legislador demócrata John Lewis, uno de los seis líderes del movimiento de los derechos civiles de la década de 1960.

“Esta noche vamos a romper el techo de cristal otra vez. Somos el partido del mañana y vamos a construir una verdadera democracia en Estados Unidos”, señaló Lewis, desde la tribuna, ante los delegados y unos 15 mil asistentes al foro en el Centro Wells Fargo.

A pesar del “espíritu de unidad” de la propuesta de Sanders, Clinton recibirá la nominación luego que los partidarios de Sanders se manifestaran en las calles de Filadelfia para cuestionar la candidatura de Clinton e irrumpieran sorpresivamente en la Convención.

Decenas de los simpatizantes de Sanders invadieron la carpa de prensa de la Convención Nacional Demócrata y protagonizaron una silenciosa protesta para denunciar lo que consideran como la “imposición” de Clinton por los dirigentes del Partido Demócrata.

Clinton llegará así a la nominación en medio de divisiones internas y como una de las aspirantes presidenciales demócratas más impopulares de la era moderna.

Expertos y analistas coinciden que tiene ahora el reto de restaurar su déficit de credibilidad con los votantes progresistas de Sanders y con los varones blancos de Trump.

Entre su propio núcleo duro de partidarios, los votantes latinos, afroamericanos y mujeres, Hillary arrastra el lastre de ser una candidata que no ha entusiasmado con el mismo nivel de intensidad que Barack Obama en 2008 o su propio esposo, William Clinton, en 1992.

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