"Tenemos el deber y la necesidad de empoderarnos de las conquistas y los derechos, de organizarnos para defendernos", dijo la mandataria frente a cientos de miles de personas que colmaron el centro de Buenos Aires para festejar la década de gobiernos kirchneristas.
Fernández explicó que "este no es un modelo económico", sino un proyecto político con objetivos muy claros que su fallecido esposo y antecesor comenzó el 25 de mayo de 2003.
A los opositores, les advirtió que "no van a lograr lo que quieren; dividir, instalar climas de insultos, agravio, odio permanente. Conmigo no van a poder, no van a escuchar una sola palabra de ofensa, sí de ideas, debate, política".
La presidenta reconoció que estos días no eran fáciles para ella porque tuvo que recordar la manera en la que Kirchner llegó a la Presidencia "para encabezar el proceso de transformación y cambio más importante de las últimas décadas".
Afirmó que, después del tres veces presidente Juan Domingo Perón y su esposa Eva Duarte, ella y Kirchner "somos tal vez las dos personas más difamadas (y) ultrajadas de la historia, pero no me quejo".
La permanente campaña en su contra, agregó, se debe a que "afectamos intereses", por defender sectores vulnerables "en esta década que, mal que les pese, es la década ganada por el pueblo, no por el gobierno".
Después de enumerar las conquistas sociales alcanzadas durante este periodo, Fernández convocó "a todos los argentinos a que, a esta década ganada, le siga otra década más en que los argentinos sigan ganando también".
La presidenta volvió a alejar los rumores sobre una posible reelección en 2015, al insistir: "no soy eterna, y lo que es más importante: tampoco lo quiero ser".