El pontífice ha recordado la historia de Zaqueo, despreciado y excomulgado de su ciudad por sus lazos con los romanos durante el razo. Así, ha recordado que éste era un hombre "rechazado por todos" pero que fue llamado por Jesús, tal y como representaba su nombre (Zaqueo quiere decir 'Jesús recuerda').
"Dios no se olvida de ninguno de los que ha creado; Él es Padre, siempre en espera, vigilante y amorosa, de ver renacer en el corazón del hijo el deseo del regreso a casa. Y cuando reconoce aquel deseo, incluso sencillamente insinuado, y tantas veces casi inconsciente, inmediatamente está a su lado, y con su perdón le vuelve más leve el camino de la conversión y del regreso", ha señalado.
Ante los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, ha instado a los pecadores a "detenerse un poco" si tienen un peso en la conciencia o vergüenza por las cosas que hayan hecho. "No te asustes. Piensa que hay uno que te espera. Porque jamás ha dejado de acordarse de ti, de pensarte. Y éste es tu Padre, es dios, es Jesús que te espera", ha reiterado.
"Te digo a ti, si tienes un peso sobre tu conciencia, si tienes vergüenza de muchas cosas que has cometido, detente, no te asustes, piensa que alguien te espera, porque nunca ha dejado de recordarte, de pensarte. Es tu padre, es dios, es Jesús. Sube al árbol de las ganas de ser perdonado. Te aseguro que no serás olvidado. Jesús es misericordioso y nunca se cansa de perdonar", ha dicho.
El pontífice lanzó al terminar su alocución un saludo a los peregrinos presentes en el Vaticano, en particular a las familias, parroquias y grupos llegados desde muchos países del mundo, como los provenientes de Madrid, a los que citó en concreto.