La atmósfera era más bien de celebración que de recogimiento. Jóvenes y ancianos agitaban banderas, entonando el himno nacional y cánticos antiapartheid, gritando "Viva Mandela", y encendiendo cirios. La policía cerró el tráfico en el barrio.
Ashleigh Williams, quien vive cerca de la casa del héroe nacional, explicó que había acudido después de haberse enterado de la noticia por la televisión.
"Sabía que ese día llegaría, pero puedo decir que el combate de nuestro Madiba bien amado era justo, y que ahora es tiempo de que descanse", dijo.
"Mi corazón está lleno de alegría y tristeza a la vez. Deja una gran herencia (...) Creo que nadie podrá ocupar jamás su lugar", añadió.
"He venido aquí porque es el día más desastroso de mi vida en Sudáfrica. Acabamos de perder al padre de las nación. Oí la noticia y era necesario que viniera, justo para decirle un último adiós", dijo por su parte Ebrahim Omar.
"Para el mundo, era un icono. Para nosotros, era nuestro líder, nuestro héroe", dijo otro participante en esa velada, antes de ponerse a cantar.