Israel sigue sin pronunciarse sobre las alrededor de 200 ojivas nucleares que le atribuyen diversos reportes de inteligencia y que constituyen un factor desestabilizador sobre todo contra Siria, país al cual ocupan ilegalmente una parte de su territorio (mil 200 kilómetros cuadrados del Golán) y con el cual se mantiene técnicamente en guerra desde 1973.
Por otra parte, no puede descartarse la ocurrencia de nuevos ataques con armas químicas en territorio sirio, dada la probada experiencia para usarlas de las bandas mercenarias y grupos afiliadas a Al Qaeda, hecho que entramparía el avance hacia la resolución pacífica del conflicto, como se espera que ocurra en la próxima conferencia internacional de diálogo de Ginebra.
En tanto, la voluntad del gobierno del presidente Bashar al-Assad y la hábil mediación de Rusia cerraron las puertas a una inminente agresión de Estados Unidos y sus aliados que pretendieron bombardear Siria bajo el pretexto de uso de armas químicas.
El 21 de agosto medios de prensa inundaron los espacios con la noticia de un eventual ataque con gases tóxicos en Ghouta Oriental, a unos cuatro kilómetros de Damasco.
Tres días antes, había arribado una delegación de la ONU que, invitada por el gobierno, investigaba las acusaciones sobre uso de armas químicas en tres puntos del territorio nacional.
El Ejército Árabe Sirio desarrollaba una exitosa ofensiva contra las bandas mercenarias y de radicales islámicos denominada Escudo de Damasco, cuyas operaciones barrían en los alrededores de la capital con los calificados en Occidente como rebeldes, mientras avanzaba en otras provincias como Homs, Latakia, Idleb y Alepo.
Las denuncias por uso de agentes químicos no eran un asunto nuevo: Damasco advirtió a Naciones Unidas, en carta del 8 de noviembre de 2012, su seria preocupación por la disposición de algunos gobiernos a suministrar tal tipo de armamento a los extremistas que allí operan, para luego esgrimir que era el Gobierno el que las utilizaba contra civiles.
EN ALERTA EL MUNDO SOBRE ARMAS
Los medios de prensa y políticos que adujeron que "el gobierno sirio resulta el único actor capaz de desatar un ataque químico" al parecer pasaron por alto un inquietante video colocado en Youtube a inicios de diciembre de 2012. La grabación mostró a integrantes de la autodenominada Todopoderosa Brigada del Viento (Kateebat A Reeh Al Sarsar), un grupo mercenario, probando armas químicas en conejos de laboratorio y amenazando con usarlas contra civiles sirios.
Varios medios se preguntaron en aquella ocasión: ¿Pudiera ser este el pretexto que lleve a algunos gobiernos a intervenir en el conflicto sirio para derrocar a al-Assad?
A lo largo del año, varios puntos del territorio nacional fueron impactados por armas químicas, siendo la más relevante la explosión el 19 de marzo de un misil envenenado con gases tóxicos en Khan al-Asal, localidad de la septentrional provincia de Alepo, acción que mató a 25 personas y dejó heridas a unas 110.
Damasco responsabilizó del atentado terrorista al Frente al-Nusra, entidad afiliada a Al Qaeda, y solicitó a la ONU una investigación en el lugar.
Estados Unidos, Reino Unido y Francia, con asiento permanente en el Consejo de Seguridad, intentaron desviar el objetivo de la pesquisa y presionaron al organismo mundial para enviar a una delegación que requisara todo el territorio nacional, como demostraron diversos reportes.
Siria se negó a abrir las puertas a una iniciativa que consideró violatoria de su soberanía, alejada de los objetivos originales de la solicitud y que valoró como un pretexto para introducir agentes de inteligencia encubiertos que efectuaran un mapeo en el terreno de las capacidades defensivas, a fin de facilitar una invasión militar, a la usanza de la ocurrida en Irak en 2003.
En este contexto, un funcionario de inteligencia de Israel "de alto rango" alegó el 21 de abril que el gobierno sirio usaba armas químicas contra los llamados insurgentes.
Arreciaron las acusaciones contra Damasco desde capitales occidentales y hasta el presidente de los Estados Unidos Barack Obama, Premio Nóbel de la Paz, levantó su dedo acusador amenazando con "cambiar las reglas de juego" si se cruzaba lo que denominó como "línea roja" y se comprobaba la utilización de tales sustancias.
La Casa Blanca incluso afirmó que disponía de pruebas que incriminaban a la dirección de la nación levantina, pero se abstuvo de presentarlas a la opinión pública.
Varios Estados miembros de la ONU desean aprovechar la información sobre el uso de armas químicas en otras regiones de Siria para la injerencia, es decir, repetir el guión iraquí, alertó el ministro sirio de Información Omran al Zoubi, en entrevista concedida a la agencia ITAR-TASS el 22 de abril.
El 30 de abril, el representante permanente de Siria ante Naciones Unidas, Bashar Jaafari, comentó que tales acciones formaban parte de una rabiosa y hostil campaña de incitación política, diplomática y mediática para aumentar la presión sobre el gobierno.
Carla del Ponte, miembro de la Comisión de Investigación de la ONU sobre Siria reconoció a inicios de mayo la existencia de fuertes sospechas sobre el uso de gas sarín contra civiles por parte de los irregulares.
Poco después, en julio, Rusia entregó a la ONU el informe de un grupo de expertos que tras recoger pruebas en Khan al-Asal concluyó que fueron los denominados rebeldes los autores del acto terrorista.
Con una opinión pública predispuesta hacia el gobierno sirio y su presunta responsabilidad por la ocurrencia los ataques químicos, sobrevino el ataque del 21 de agosto en la periferia de la capital, hecho que precipitó los acontecimientos hacia la antesala de una invasión militar.
Washington y sus aliados acusaron al gobierno de al-Assad de la autoría del presunto hecho antes de disponer de cualquier prueba, olvidando el principio de la duda razonable ante la propensión de los extremistas a cometer continuos atentados terroristas contra civiles, reivindicados en numerosas ocasiones.
Aunque una comisión de la ONU dictaminó días más tarde el uso de armas químicas a gran escala -no precisó qué bando las utilizó-, la pertinencia del suceso suscitó dudas entre varios analistas teniendo en cuenta no solo el momento y lugar de lanzamiento de los gases tóxicos, sino el contradictorio hecho de que a quienes menos convenía tal situación era a los supuestos perpetradores del crimen.
ONU FIJA FECHA
Como primer paso, Siria se adhirió a la Convención de Armas Químicas mientras el Consejo de Seguridad de la ONU fijó el 30 de junio de 2014 como fecha tope para el desmantelamiento seguro del armamento.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) que fiscaliza el proceso, reconoció la máxima cooperación de las autoridades sirias en el proceso de neutralización de las instalaciones con capacidad de producir las letales sustancias y de armas con posibilidades de portarlas.
En la actualidad, las partes implicadas alistan la extracción de los agentes fuera de Siria, etapa que supondrá inéditos desafíos por tratarse de un país envuelto en un conflicto armado y la presencia de decenas de miles de mercenarios y combatientes extremistas en el bando opositor que pudieran hacerse de su control.
De acuerdo con el plan, los agentes químicos deben trasladarse hacia la ciudad costera siria de Latakia, de donde se embarcarían hacía un buque estadounidense fondeado en el mar Mediterráneo habilitado para la destrucción por hidrólisis de las sustancias.