Pero esto podría aumentar la presión sobre el Banco Central Europeo para que actúe.
Después de que la Fed decidiera no subir las tasas por la preocupación de que el crecimiento mundial se debilite, el presidente del BCE, Mario Draghi, podría entregar señales sobre la necesidad de un mayor estímulo en la zona euro.
Draghi asistirá mañana a una audiencia en el Parlamento Europeo en Bruselas.
Ese mismo día se publicará la encuesta de gerentes de compra de septiembre, que dará señales de si las industrias de manufacturas y servicios están sucumbiendo a la caída en la demanda externa.
Al igual que Estados Unidos, la zona euro enfrenta una inflación persistentemente baja.
Pero, a diferencia de Yellen, Draghi no puede apoyarse en la demanda doméstica para elevar los precios.
Por esto, los economistas ven como cada vez más posible que el BCE tenga que cumplir su compromiso de aumentar su programa de compra de bonos por 1.1 billón de euros ( 1.3 billones de dólares) si es necesario.
El economista jefe de la institución, Peter Praet, reiteró que el banco está listo para ampliar su programa de alivio cuantitativo si las turbulencias externas lo ameritan, en una entrevista publicada por un periódico suizo el fin de semana.
Según Goldman Sachs, el BCE mantendrá el alivio cuantitativo a su ritmo actual de 60 mil millones de euros mensuales hasta fines de 2016, en lugar de terminarlo en septiembre del próximo año como tenía planificado.
El programa se extendería así hasta mediados de 2017 y sólo en esa fecha se cerraría completamente.
"Esto representa un aumento material del programa original y debería tener efecto en la moneda única", escribieron analistas de Goldman Sachs, incluyendo a Robin Brooks, estratega jefe de monedas en Nueva York.
"Dependiendo de qué tan creíble sea el aumento del alivio cuantitativo del BCE, vemos por lo tanto espacio para que el euro caiga entre seis y diez (centavos)", escribieron.
La preocupación es que, previamente, los bancos centrales asumieron que el crecimiento global sería materialmente más sólido en 2016, pero eso no parece probable ahora", dijo Nick Kounis, jefe de investigación macro de ABN Amro Bank, a Bloomberg.
"Si la Fed hubiera subido las tasas, habría dado un poco de espacio al BCE.
Ahora la presión está nuevamente en ellos".
Ayer, el presidente de la Reserva Federal de Atlanta, Dennis Lockhart, dijo que pese a que la volatilidad reciente en el mercado aumenta los riesgos para la economía estadounidense y el panorama de inflación, se mantiene confiado de que el banco central elevará las tasas de interés este año.
"A medida que las cosas se calmen, estaré listo para la primera acción de política en el camino hacia un ambiente de tasa de interés más normal", dijo en un discurso en Atlanta. "Estoy seguro de que la frase 'más adelante en el año' sigue operativa".