"Sin lugar a dudas constituye un golpe de Estado parlamentario contra la legítima presidenta del Brasil", dijo Maduro ante miles de partidarios frente al palacio presidencial de Miraflores, al cumplirse la mitad de sus seis años de gobierno y con motivo de las fiestas patrias.
El domingo pasado, la Cámara de Diputados de Brasil dio vía libre a un proceso de destitución contra Rousseff, que deberá ser resuelto por el Senado, por presunto maquillaje de las cuentas públicas.
Maduro señaló que ese "golpe de Estado" es una "amenaza para los pueblos de toda América" y "forma parte de la ofensiva imperialista norteamericana para acabar con los gobiernos populares e implementar otra vez su modelo neoliberal represivo".
"Están jugando con fuego, con la voluntad del pueblo. No le han podido ganar unas elecciones a Lula (el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva) ni a Dilma, y ahora quieren derrocarla", sostuvo el mandatario socialista, al manifestar su solidaridad a la presidenta brasileña.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cumple este martes la mitad de sus seis años de gobierno, en una jornada en la que la oposición se movilizó para presionar por un referendo revocatorio de su mandato.
Bajo el lema "nadie detendrá el cambio", la oposición celebró un foro público en el este de Caracas, y habilitó mil 500 puntos en todo el país para informar sobre el referendo y reclamar al Consejo Nacional Electoral (CNE), al que acusa de aliado del gobierno, que active el proceso.
El referendo legalmente puede ser solicitado una vez que el mandatario cumpla la mitad de su gobierno, pero es el CNE el que debe dar el banderazo de salida para la recolección de cuatro millones de firmas requeridas para convocar la consulta.
"El país es una bomba y esa bomba puede explotar", alertó el gobernador Henrique Capriles, quien perdió las elecciones de abril de 2013 frente a Maduro por estrecho margen.
En su tercer aniversario de gobierno, Maduro encabezará en la tarde una marcha de miles de seguidores que, vestidos de rojo, recorren varias calles de Caracas en un día de asueto por efeméride patria.
Tres años después de su investidura en relevo de su mentor y líder socialista Hugo Chávez -fallecido en marzo de 2013-, Venezuela, de 30 millones de habitantes, está sumida en una profunda crisis institucional y una dura situación económica.
El mandatario la atribuye al derrumbe de los precios del petróleo y a una "guerra económica de la derecha" para desestabilizar al gobierno, pero la oposición culpa al modelo socialista.
"Esta Asamblea se va a caer. Han sido tres años de lucha contra la guerra económica. Venimos a decirle al presidente que aquí está su pueblo", dijo la militante chavista Marjorie Cadenas, frente al Palacio Miraflores.
Pero Andrés Delgado, un estudiante de derecho de 22 años que llegó a acompañar a Capriles, cree que aunque los venezolanos viven en un "Estado forajido" y el gobierno hará "todo lo posible para bloquear el referendo", a Maduro "no le quedará más opción que aceptarlo".
El país con las mayores reservas de petróleo del planeta tiene la inflación más alta del mundo (180,9% en 2015) y una escasez de alimentos y medicinas que provoca largas filas en los supermercados y en las farmacias.
"El gobierno no ha sabido cómo enfrentar esta crisis. Ya sea la guerra económica, el imperio, los marcianos, a la final el resultado es el mismo. Tiene tres años (y) la situación empeora y empeora", opinó el economista Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.