Vaca Muerta es una formación del tamaño de Bélgica ubicada en el corazón de la región de Patagonia y su desarrollo es esencial para que el país sudamericano pueda revertir el déficit energético que sufre desde hace años.
El presidente Mauricio Macri espera que el pacto que negoció con sindicatos del sector y autoridades provinciales impulsará el interés de los inversores en la masiva formación.
El martes, el Gobierno dijo que el interés ya empezó a materializarse con inversiones anunciadas por 5.000 millones de dólares para 2017 por parte de importantes firmas energéticas, incluyendo un desembolso de 2.300 millones de la petrolera estatal YPF.
Otras compañías que según la administración de Macri firmaron el acuerdo, entre ellas Chevron Corp y Royal Dutch Shell Plc, se negaron a hacer comentarios.
A pesar de la tanda inicial de inversiones, el acuerdo por sí solo parece insuficiente para conducir a la realización el potencial de Vaca Muerta.
"El acuerdo es una condición necesaria, pero no suficiente", dijo Luisa Palacios, especialista en energía de Medley Global Advisors.
En última instancia, la llegada de un flujo importante de inversiones privadas en Vaca Muerta dependerá no sólo de mejorar las condiciones para invertir, sino también de que los precios globales de gas y petróleo se tornen más atractivos, afirmó.
"Este acuerdo va en la dirección de flexibilizar costos, lo cual es importante en la formación de Vaca Muerta dado que aún hay maneras de reducir la estructura de costos de la manera en que la industria estadounidense lo ha hecho", añadió Palacios.
Los futuros de crudo Brent se negociaban a alrededor de 55 dólares por barril el miércoles, menos de la mitad de los 115 dólares que cotizaba en junio del 2014, lo que limita el capital físico que las compañías tienen para invertir en un país con una histórica volatilidad política y gremial como Argentina.
La inversión en Vaca Muerta ha sido truncada por la deficiente infraestructura de la provincia de Neuquén, donde está ubicada, además de los rígidos convenios sindicales y la amenaza de fuertes impuestos y regalías provinciales.
Una de las limitaciones que el acuerdo modifica tiene que ver con la cantidad mínima de obreros que deben estar disponibles para trabajar en cada pozo según los contratos gremiales. Esa regla ha desalentado que las empresas traigan a Argentina nuevas tecnologías de fracking, debido a que ellas requieren menos operarios.
"Una reforma laboral es un componente clave para traer jugadores adicionales a este mercado", dijo el analista de JP Morgan Javier Zorrilla.
"Todavía hay cosas que pueden mejorarse, pero el acuerdo es un paso en la dirección correcta", añadió Zorrilla.
Argentina ofrecerá un precio subsidiado de 7,5 dólares por cada millón de BTUs de gas natural producido en pozos nuevos hasta el 2020. Ese valor es más del doble que el contrato más cercano de los futuros de gas en la Bolsa de Nueva York.
Algunos de los pozos de mayor producción pueden incluso ser rentables por debajo del precio subsidiado por el Gobierno, dijo Robert Lewis, analista senior para América Latina en IHS Energy.
"Mientras esos pozos puedan replicarse, hay mucho dinero para hacer", dijo Lewis.