Se requieren “herramientas para hacer del flujo constante de remesas una fortaleza, pues si no son bien utilizados estos recursos se genera un círculo vicioso que debilita a la industria nacional y la capacidad de crear empleo local”, indicó Estrada.
Afirmó que las entidades empresariales de manera conjunta con el gobierno deben crear programas que fomenten el ahorro e impidan que sólo se destinen al consumo.
Dijo que se requieren mecanismos “sencillos”, por medio de bancas, casas de bolsas y financieras, para que las familias inviertan en dólares en Guatemala en proyectos apropiados a los fondos que reciben (entre 200 y 400 dólares mensuales por envío).
Datos oficiales indican que las remesas originadas en Estados Unidos ascendieron el año pasado a siete mil 273 millones de dólares, que representan el 11 por ciento del Producto Interno Bruto.
Las remesas benefician a 6.2 millones de personas en Guatemala (de una población de 16.5 millones de habitante), que en su mayoría logra superar la línea de pobreza gracias a estos recursos.
El titular del Programa Nacional de Competitividad, Acisclo Valladares, aseveró que estas inversiones pueden formar parte de la creación infraestructura, como caminos vecinales o carreteras de pequeñas dimensiones, para beneficio de las comunidades.
Al respecto la viceministra de Trabajo, Griselda González, expuso que las autoridades en conjunto con las cámaras empresariales han “intensificado” acciones para la generación de “empleo digno”,
Destacó el reto de atraer inversiones que propicien empleo, que se concentra en los 51 municipios (de un total de 338) sumidos en la pobreza y que requieren de trabajo y oportunidades, que los migrantes guatemaltecos se ven obligados a buscar en Estados Unidos.
Juan Pablo Carrasco, presidente de la Cámara de Comercio Americana-Guatemalteca -que agrupa a más de 500 empresas socias y que convocó a la reunión sobre migración y remesas-, instó al Congreso a “hacer su parte” y avanzar en la generación de leyes de fomento a la inversión y el empleo.