Al encabezar el lanzamiento del proyecto “Campos de esperanza”, financiado por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, refrendó que México está decidido a terminar con el trabajo infantil y para ello ha realizado diversos ajustes desde la creación de protocolos hasta reformas constitucionales.
El funcionario federal sostuvo que 30 por ciento del trabajo infantil en México se concentra en el campo y particularmente los estados de Veracruz y Oaxaca (que serán apoyados con este programa) son los que tienen una incidencia superior al promedio.
En entrevista posterior al evento, explicó que las seis localidades apoyadas por el programa registran los índices más altos de trabajo infantil en el país, especialmente en el sector agrícola, y por ello se decidió empezar por esa parte.
Sin embargo, Rubí Salazar reconoció que "conforme se vaya sacando a más niños del trabajo, será cada vez más difícil detectar a los que aún quedan".
En su oportunidad, Silvia Martha Novoa, directora de la organización civil World Vision, explicó que ésta tiene más de 35 años trabajando en México y ahora interviene en Oaxaca y Veracruz para resolver problemas como la educación y la desnutrición que normalmente se asocian con el trabajo infantil.
La idea es intervenir para que los niños y adolescentes no tengan que trabajar y puedan desarrollarse en su pleno potencial, comentó la activista.
A su vez, Perlita Muiruri, consejera de Asuntos Laborales de la Embajada de Estados Unidos en México, explicó que este programa es financiado por el Gobierno de los Estados Unidos con siete millones de dólares, a través del Departamento del Trabajo.
La intención es ayudar a generar capacidades en las localidades y en las empresas para que no haya condiciones que propicien el trabajo infantil y por el contrario se cumplan las normas que la ley en México exige en esta materia.
El programa inició sus preparativos en octubre del año pasado y comienza a operar a partir de esta fecha por un lapso de cinco años en localidades como San Juan Bautista Tuxtepec y Acatlán de Pérez Figueroa, en Oaxaca, así como con Zongolica y Tezonapa, en Veracruz.