Esta competencia por ofrecer cada vez mayores incentivos a la inversión crearía una “carrera hacia el fondo” en que las naciones reducirán cada vez más sus tasas impositivas, lo que terminaría por exacerbar tensiones globales entre países y por aumentar la pobreza y la desigualdad. Un análisis publicado en el diario The New York Times advirtió que la nueva tasa corporativa significa que Estados Unidos pasa de la parte superior del espectro impositivo global al extremo inferior.
Así, países como Australia, Francia, Alemania y Japón, todos con tasas impositivas corporativas efectivas de al menos 30 por ciento, estarán bajo presión a seguir el ejemplo estadunidense. “Para el resto del mundo (la reforma fiscal en Estados Unidos) tiene el potencial de desafiar el orden económico global, crear un campo de juego desigual y desencadenar una carrera entre los países para recortar los impuestos corporativos”, asentó el análisis del Times. De acuerdo con el diario, la reforma además amenaza las relaciones económicas de Estados Unidos con el mundo, lo que se suma a las preocupaciones de que el presidente Donald Trump impulse una agenda nacionalista a expensas de otros países. Por su parte, de acuerdo con un análisis sobre la reforma fiscal estadunidense publicado por el grupo civil Oxfam, esta carrera por ofrecer cada vez mayores incentivos fiscales exacerbará la pobreza y la desigualdad en Estados Unidos y en el mundo.
“Es probable que otros países también disminuyan sus tasas impositivas para seguir siendo competitivos en una carrera global hacia el fondo. La riqueza se transferirá de los trabajadores a los accionistas de todo el mundo, y la desigualdad aumentará en todas partes”, declaró Oxfam. El recorte fiscal, de 1.3 billones de dólares en 10 años, aumentará la deuda nacional y las tasas de interés, y eventualmente tendrá que pagarse con recortes a la asistencia internacional al desarrollo y a servicios públicos de los que dependen la clase media y trabajadora en Estados Unidos, según Oxfam.
La reforma fiscal contiene también la disposición para crear un “sistema territorial” en que se eliminan por completo los impuestos sobre las ganancias de las empresas en el extranjero. Bajo estas nuevas condiciones, las compañías multinacionales tendrán mayores incentivos para ubicarse donde la tasa fiscal es menor, además de que podrán emplear esa excusa como un argumento en negociaciones con gobiernos nacionales al momento de decidir una inversión. “Es más probable que las empresas enfrenten a países en desarrollo para exigir acuerdos fiscales como condición para la inversión.
Por lo tanto, pueden amenazar a Zambia (donde la tasa es de 35 por ciento) para reubicar la producción a Tanzania (con tasa de 30 por ciento)”, resaltó el documento de Oxfam. Mientras tanto un análisis publicado por la revista Forbes, con base en consideraciones del banco de inversión JP Morgan, aseveró en que la reforma fiscal tendrá un efecto mínimo en la creación de empleos y en la distribución de los recursos adicionales que tendrán las empresas. “JP Morgan considera que la liquidez adicional se usará para pagar deuda, gastos de capital, la recompra de acciones y para fusiones y adquisiciones”, de acuerdo con el análisis.
Además, dado que la mayoría de las empresas tienen un amplio flujo de efectivo y a que los mercados de crédito tienen mucha liquidez, JP Morgan no prevé un gran aumento en los proyectos de capital.