MEC) prevé un mayor contenido regional de esos metales en las reglas de origen aplicadas al sector automotriz.
Freeland dijo que la acción estadunidense de imponer tarifas de 25 por ciento al acero y 10 por ciento al aluminio con base en la sección comercial 232 es “ilegal, injusta y absurda”, sobre todo porque Canadá y Estados Unidos son socios en acuerdos como el NORAD y la OTAN.
“Las nuevas reglas de origen del nuevo TLCAN (T-MEC) incluyen un alto contenido de acero en la producción automotriz. ¿Cómo podemos ratificar un acuerdo que requiere acero como parte de las reglas de origen, si tenemos tarifas entre nosotros?”, planteó.
Añadió que hay otros argumentos que demuestran por qué esas tarifas deben ser eliminadas.
Recordó que el 30 de noviembre pasado firmó con su contraparte, el negociador comercial estadunidense Rober Lighthizer, una carta en el marco del Grupo de los 20, en Argentina, que da garantías a Canadá de que Estados Unidos no impondrá más tarifas con base en la sección 232.
“Esto es muy valioso por la industria canadiense, es una política de seguridad que está vigente y nos da garantías”, precisó durante su participación en el Toronto Global Forum.
También recordó que autoridades estadunidenses han testificado ante la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (USITC), donde muchos empresarios sostienen que carece de sentido ratificar un nuevo acuerdo comercial trilateral mientras estén vigentes las tarifas al acero y aluminio.
La negociadora en el proceso de modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que se denominará Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC), aclaró que en este país no se llamará USMCA, como propuso la administración estadunidense, sino CUSMA, que antepone el nombre de Canadá.
Sostuvo que el proceso de ratificación del T-MEC es un proceso interno de cada país.