Homenaje póstumo a miembros de la Academia Nacional de Periodistas

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Hoy 15 de Diciembre de 2016 se llevó a cabo la Asamblea extraordinaria de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, (ANPRT) en donde el Presidente Nacional Lic. Carlos Ramos Padilla dió a conocer al nuevo Comité Directivo y se realizó un homenaje a los Académicos que se han ido, pero que siempre estarán entre nosotros.


Para la ceremonia de homenaje a nuestros compañeros y amigos, nuestro Vicepresidente de radio, Miguel Ángel López Farias, inicio con este bello texto que sin más les comparto.

"...Buenos dias. Todos somos pasajeros en este viaje, nos gustó el tren del periodismo, esta familia aprendió a llevar las horas de un recorrido sobre las vías con la alegría del que sabe que ahí van los mejores cronistas, los que mejor describen el paisaje, los que poseen las más altas definiciones para cada cosa, para cada suceso, los que saben platicar los detalles de cada estación y cada pueblo...nos gustó este tren. Hay muy buenos maquinistas, desde Enrique, Polo y Vladimir...hasta el actual jefe, Carlos... de esos, de los que saben llenar los espacios con la textura de sus oratorias, maestros en el arte de llevar las enseñanzas de su profesión, la del periodista. Somos un tren muy parecido a aquellos de la Revolución, locomotoras que transportaban tanto a Federales como a Villistas, cargados de municiones, soldados y adelitas, familias con la prole entera, caballos y cañones.

Como señaló el historiador Sergio Ortiz, a bordo del vagon se amaba, se sufría, se conspiraba...nada ajeno a lo que este clan de comunicadores realiza en cada viaje, el convoy es nuestra patria chica y todos somos exploradores que buscan conquistar un poco de ese paisaje.

Y qué mejor que la compañía que la de nuestros queridos colegas, todos con una narrativa diferente, todos enriqueciendo lo que los ojos y oidos capturan, pero a su estilo, con su sello... y la locomotora de la vida realiza paradas, vacía sus furgones, a unos, los que de manera voluntaria deciden bajar su equipaje, se les da la mano y se les desea buen camino; a los que sólo adquirieron un boleto de ida, sin regreso, a ellos se les espera en otros cielos, no hay mayor pesar que continuar con la marcha del tren sin ellos, ahí es cuando los minutos pesan, cuando el café se amarga, cuando los silencios exprimen las lágrimas.

El paisaje ya no es el mismo, pero se aprende a respetar los asientos, mucho muy grandes para ser llenados, pero que nos indican que ahí, ahí viajó un gigante. La locomotora continua su andar, el dolor por la pérdida se convierte en rosarios de anécdotas, se les revive cada que la memoria avanza y obliga a aprender de lo que ellos dejaron arriba del furgón, por eso no se mueren, son espacios físicos ausentes pero se sienten en cada mirada de los pasajeros, ¡Caray, como se les extraña!

Pero por fortuna a ellos no se les enterró, se les sembró y el fruto se respira todos los días. Hoy es uno de esos, en donde la locomotora hace una pausa y decide rendilre homenaje a cuatro pasajeros que hicieron de la pluma, de los micrófonos, de la palabra, todo un deleite para nostros. Ellos ya son tren escuela, ya educan, ya generaron el mayor de los cambios que todo humano puede aspirar: la inmortalidad dentro de los corazones de los que los amamos.

Las bancas ya traen sus nombres, las ventanas sus permanentes miradas, el viento del camino no auyentan sus perfumes y lociones. Ofelia, Renwar, el profesor Bravo, Gustavo Martin. ¡Vaya que se les extraña! pero queda el consuelo de que cada que los queremos ver basta con asomarnos por la ventanilla y mirar sus cuerpos hechos luciérnagas, allá, en donde se conversa bajito, en esa noche profunda...

Y sí, ahí viene el tren, los trae de vuelta. Hoy los celebraremos como lo que son, una luz en nuestros corazones, una pincelada en nuestros retablos...

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