Podrían estar los 43 estudiantes en fosa clandestina de Cocula

POL GUERRERO3

En una conferencia de prensa en la que no se permitieron preguntas, Jesús Murillo Karam, titular de la Procuraduría General de la República (PGR), dijo que los cuatro detenidos son interrogados por fiscales de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), pero no dio nombres de los detenidos ni detalles sobre el contenido de sus declaraciones.

Refirió que por ahora los peritos de la PGR y de Argentina trabajan en los alrededores de la fosa clandestina que se ubicó la mañana de ayer en un tiradero municipal de Cocula, Guerrero, a unos 30 minutos de Iguala.

El procurador Murillo Karam dijo que dos de los detenidos confesaron ante la Seido haber “recibido” a los jóvenes normalistas secuestrados e indicaron el destino que tuvieron; los otros dos, añadió, son halcones (informantes), que también admitieron haber vigilado el traslado de los estudiantes de Ayotzinapa.

Con estas detenciones suman 56 los capturados por su probable vinculación con las seis muertes y 43 desapariciones ocurridas hace un mes en Iguala, entre ellos policías, funcionarios y presuntos narcotraficantes.

Además, el titular de la PGR destacó que, como parte de los acuerdos alcanzados por el presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador interino de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, la PGR y el gobierno guerrerense crearán un grupo de expertos para que opinen sobre la investigación de las desapariciones.

La fiscalía sospecha que en ese serrano lugar del pueblo de Cocula, Guerrero policías locales corruptos entregaron a los jóvenes a sicarios del cártel local “Guerreros Unidos”.

"Por eso aquí se está realizando un trabajo pericial de búsqueda de osamentas. Ya se encontraron huesos pero los peritajes deben determinar si son de animal o de ser humano", dijo una fuente del gobierno federal.

Desde el basurero, al que la fiscalía permitió este martes el acceso a un grupo de reporteros gráficos, se pudo ver a al menos 15 peritos revisando el fondo de una ladera de unas decenas de metros de profundidad.

Apoyados por perros especializados, los expertos, vestidos con trajes blancos y tapabocas, tenían colocados una veintena de banderines naranja en el suelo, donde habían algunas marcas de tierra quemada pero no había rastro aparente de cuerpos.

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