Habrá jornada electoral difícil

pol iglesia

Luego de dar por terminadas las campañas electorales, la Iglesia católica en México se pronunció en torno al tema e indicó que México vivirá una jornada difícil por el desencanto social, las amenazas de violencia, el boicot electoral y el enojo popular hacia la clase política, marcada de corrupta, opaca y, en general, vacía de ideas y propuestas específicas en orden a los cambios urgentes en el país.


Agregó que la ciudadanía testimonia el poder desmedido de partidos, clanes y familias, corrientes y nepotismo que secuestran la democracia y, con razón, se pronostica un castigo para estos políticos indignos y sus partidos, ya sea mediante el voto nulo o el abstencionismo.
Además a contracorriente, la ciudadanía realiza actividades importantes, pero se antojan insuficientes ante la trama de corrupción y el poderío absoluto de partidos que han demostrado una y otra vez estar por encima de la ley. Deben reconocerse los esfuerzos de organizaciones civiles y universitarias promotoras de la transparencia, al invitar a los contendientes y sumarse a plataformas electrónicas para dar cuenta real de sus patrimonios, actividades fiscales y posibles conflictos de intereses.
Sin embargo, los esfuerzos de los ciudadanos de a pie deben rendir más frutos. A raíz del desencanto político, diversos estudios indican un elevado desinterés de los electores por la atención de las cosas públicas.
En su editorial del semanario Desde la Fe, señaló que no hay compromiso para seguir el desempeño y resultados de quienes serán electos a los cargos populares y, en la participación hacia El interior de los partidos, el rechazo es evidente; en general, el ciudadano cree que el trabajo político no le corresponde, y que por naturaleza es corrupto.
Durante las campañas, la Iglesia Católica otorgó lineamientos para el ejercicio del voto responsable, dejando a los fieles la elección que, en conciencia, pudiera ser mejor para lograr el bien común. No obstante estas orientaciones, los católicos en general adolecen del compromiso arraigado en actividades públicas, considerando que la cuestión social es ajena a la fe, empero parece despuntar un amanecer distinto. Por citar un ejemplo, en estos días hemos visto cómo, motivados por sus pastores, miles de personas en diferentes estados del país han salido a las calles para exigir una vida en paz.
La mejor arma para la sociedad, después del sufragio, será la organización. Sólo así podremos exigir los resultados concretos para hacer posible la democracia y liberarla del secuestro partidista. El compromiso de los ciudadanos implica el trabajo responsable y cotidiano para vencer las desigualdades sociales y la corrupción del sistema político de partidos y contribuir al fortalecimiento de las instituciones encargadas del bien común. Lo importante es ganarle al miedo y a la apatía. Los políticos inmorales y corruptos tienen un límite que por desgracia no es la ley, que violan sistemática y cínicamente, sino la exigencia y el rendimiento de cuentas que debe hacer la sociedad, y el castigo a quienes han hecho de un oficio noble, la política, el más despreciable de los trabajos.

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