México en defensa del TLC

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Ante una eventual revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el gobierno mexicano pugnará por un “ganar-ganar”, en tanto fortalece la estrategia de diversificación de los productos mexicanos hacia el resto del mundo y al propio mercado interno.

Juristas expertos en materia de comercio exterior prevén que, en una renegociación, el gobierno del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se enfocará, principalmente, en el Capítulo Tres del TLCAN.

Ese capítulo del acuerdo trilateral se refiere a reglas relacionadas con el acceso a bienes de mercado, desgravación arancelaria, aranceles e impuestos aduaneros.

Mientras que especialistas y exnegociadores del TLCAN aseguran que México debe aprovechar esa “modernización” para negociar con Estados Unidos un amplio acuerdo en materia energética, de transporte y salud “que haría altamente competitivos a ambos países”.

En este contexto, el secretario de Economía (SE), Ildefonso Guajardo Villarreal, dijo que el gobierno de México tiene la disposición de dialogar con Donald Trump para explicarle la importancia estratégica del TLCAN para la región.

Aunque aclaró que cualquier decisión, por parte de alguno de los tres gobiernos, se analizará para garantizar un “ganar-ganar” para las partes involucradas, “pero por el momento no podemos anticipar resultados”.

Guajardo Villarreal señaló que evidentemente la diversificación de las exportaciones mexicanas a otros mercados será un reto mayor, ya que actualmente entre 80 y 85 por ciento de las ventas al exterior se dirigen al mercado de Estados Unidos.

No obstante, aclaró que la estrategia de diversificación de mercados internacionales ya se lleva a cabo desde tiempo atrás, por lo que ahora habrá que fortalecerla, al igual que el mercado interno.

Por su parte, la firma legal internacional, Jones Day, advierte que, de acuerdo con lo establecido por el propio TLCAN, el presidente electo de Estados Unidos tiene derecho a solicitar la renegociación o a excluir a su país del acuerdo.

Aunque aclaró que la imposición de nuevos aranceles no sería inmediata, ya que deberán ser consensuados con el Congreso de ese país, además de que esos nuevos aranceles tendrían que ser justos, de lo contrario, México y Canadá podrían recurrir legalmente ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Jones Day expuso que de acuerdo con lo establecido en el propio TLCAN, que entró en vigor el 1 de enero de 1994, el derecho para pedir la renegociación por parte de cualquiera de los tres países se sustenta en uno de sus artículos.

Dicho artículo establece el permiso para renegociar, modificar o añadir disposiciones al acuerdo, aunque aclaró que el proceso “sería complejo, largo y oneroso”, y es que todo cambio al TLCAN deberá ser aprobado por cada uno de los congresos de los tres países participantes.

La firma señaló que evidentemente se desconoce cuál de los 20 capítulos que conforman el TLCAN sería renegociado, no obstante, estimó que “lo más probable es que sea el Capítulo Tres, relacionado con el Tratado Nacional y Acceso de Bienes a Mercado.

Explicó que los gobiernos de Canadá y México podrían aprovechar la renegociación “en esferas que resulten importantes para ellos”, como es lo relacionado con la resolución de controversias, pero recordó que Donald Trump afirmó que si ambos países se niegan a renegociar el TLCAN, su nación saldría del acuerdo.

En este caso, la firma de juristas especializados en comercio exterior señaló que de acuerdo con el artículo 2205 del tratado, “Trump tendría la autoridad de retirarse del TLCAN, seis meses después de que lo haya notificado por escrito. El acuerdo permanecería vigente para las partes restantes”.

Aclaró que la eventual retirada de Estados Unidos del TLCAN no implicaría aumento inmediato de los aranceles a las importaciones procedentes de Canadá y México, pero sostuvo que el presidente electo del vecino país sí tendría la autoridad para llevarlo a cabo una vez que concluya el proceso legal, previas consultas con los congresistas.

Ante ello, Jones Day no descartó quejas y/o denuncias por parte de los gobiernos de México y Canadá contra Estados Unidos ante la OMC.

Lo anterior, porque la nueva política arancelaria de Estados Unidos debería regirse con base en los lineamientos de la OMC de “Nación más favorecida”, piedra angular del sistema multilateral de comercio internacional.

Ello implica que si Estados Unidos concede a un país una ventaja arancelaria especial (por ejemplo, la reducción arancelaria a uno de sus productos), debe hacer lo mismo con los demás miembros de la OMC.

Cabe destacar que en la actualidad, los tres participantes del TLCAN son miembros de la OMC y por tanto, están obligados a regirse por lo establecido en sus estatutos.

En ese sentido, el director general y socio fundador de la consultora De la Calle Madrazo Mancera SC, Luis de la Calle, explicó que regir el comercio entre México y Estados Unidos en lo dispuesto por la OMC implicaría pagar aranceles “muy altos”.

“Si Estados Unidos quiere pagar aranceles altos, por ejemplo en productos agropecuarios, la forma más fácil de hacerlo es salirse del TLCAN”, advirtió.

Explicó que el intercambio comercial se haría sumamente complejo, ya que se aplicaría un arancel diferente para cada producto; además, el monto del impuesto también dependerá si México o Estados Unidos son el importador o el exportador.

Por ello, dijo que ante la posibles “adecuaciones” del TLCAN, en primer lugar, “yo haría un acuerdo absoluto en materia de transporte terrestre, aéreo, ferroviario y marítimo”.

La razón, explicó quien en su momento también fuera uno de los negociadores del TLCAN, porque México tiene todo el potencial para convertirse en una plataforma logística de primer mundo; “esa sería una negociación buenísima”, aseguró.

Como segundo punto, De la Calle mencionó que también es importante hacer una negociación con Estados Unidos en materia de salud, para invertir en escuelas de medicina y enfermería, así como en hospitales para apuntalar el turismo médico en el país.

Y en tercera instancia, señaló que la mejor manera de dar valor agregado a los productos de México, es a través de la reforma energética, porque con energía más barata, los costos de producción son menores.

Concluyó que irónicamente, hace más de 25 años, cuando se iniciaron las pláticas de negociación, Estados Unidos trataba de convencer a México de las ventajas del TLCAN.

“Y ahora, México tiene que convencer a Estados Unidos que continuar con el tratado también es bueno para ellos”, finalizó Luis de la Calle.

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