México podría ofrecer a las empresas petroleras incentivos más allá de los contratos de utilidad compartida, cuando el Congreso apruebe la reforma gubernamental al sector de energía, dijeron dos legisladores clave del partido gobernante.
El presidente Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), envió al Congreso en agosto una reforma al sector, que contempla la creación de esquemas de utilidad compartida para los inversores privados que participen en la industria petrolera local.
Desde hace 75 años, el sector está dominado por el monopolio estatal Petróleos Mexicanos y la iniciativa es la cereza del pastel de un amplio paquete de reformas con el que Peña Nieto busca impulsar el débil crecimiento de la segunda mayor economía de América Latina.
Sin embargo, algunos legisladores en el partido argumentan que podría ser necesario mostrar más flexibilidad para atraer el tipo de capitales que México requiere para explotar sus recursos energéticos, como petróleo y gas, y poner un alto a la decreciente producción de crudo de la última década.
Eso podría incluir permitir contratos de "producción compartida", y Marco Bernal, el legislador del PRI que encabeza la comisión de energía en la Cámara baja, dijo que su partido estaba explorando más opciones.
"Esto incluye todo tipo de contratos. No estamos cerrados a ninguno de estos esquemas", dijo Bernal a Reuters, cuando se le preguntó si su organización optaría por los contratos de producción compartida.
"Nosotros preferíamos los de utilidades compartidas, pero si hay otras figuras que están funcionando en el mundo también hay que adoptarlas y no cerrarlos en un solo esquema", agregó.
La introducción de los contratos de utilidad o producción compartida representan un punto de quiebre para México y el plan de Peña Nieto contempla cambiar la Constitución para ello.
Pero esto precisa del voto a favor de dos terceras partes en el Congreso, que el PRI espera alcanzar con la ayuda del conservador Partido Acción Nacional (PAN).
El ex gobernante PAN está impulsando una reforma al sector involucrando una serie de concesiones, y legisladores clave han dicho que no respaldarán la reforma de Peña Nieto, a menos que ofrezca algo más.
Enrique Burgos del PRI, quien encabeza la comisión de puntos constitucionales en el Senado, dijo: "Sí es factible encontrar un punto equilibrado" entre la reforma de Peña Nieto y la del PAN. El senador no descartó explorar los contratos de producción compartida.
LA REFORMA SE QUEDA CORTA
La propuesta de Peña Nieto busca modificar dos artículos de la Constitución, referidos al dominio de los hidrocarburos y a los monopolios, que hoy prohíben al Estado firmar contratos con empresas privadas y otorgar concesiones en un sector visto como un símbolo de soberanía.
Pemex, una de las mayores petroleras del mundo, está teniendo problemas para elevar su estancada producción de crudo de 2.5 millones de barriles diarios de petróleo (bpd), tras haber alcanzado un récord de 3.4 millones bpd en el 2004.
Pero la reforma se queda corta en cuanto al marco jurídico para producir petróleo en contraste con otros grandes jugadores como Brasil, Colombia o Noruega, que permiten a las empresas privadas tener una utilidad.
Salvador Vega del PAN, jefe de la comisión de energía de la Cámara alta, dijo que el PRI tiene que dar más incentivos a las firmas petroleras para contar con el voto de su partido.
"Para nosotros la reforma que ha presentado el Gobierno federal es una reforma que se queda corta (...) no es interesante para invertir en el país", dijo.
"Nosotros creemos que el país debe de tener muchas opciones para hacer la explotación del petróleo, no solamente licencias, no solamente utilidad compartida sino también producción compartida", agregó.
México cuenta con las mayores reservas petroleras probadas en América Latina, después de Venezuela y Brasil, de cerca de 14 billones de barriles. También tiene recursos en gas shale que podrían ser tan altos como de 460 trillones de pies cúbicos, según datos de Pemex.
A cambio de su respaldo, el PAN está exigiendo una reforma electoral para reducir el poder del PRI, que dominó la política mexicana en gran parte del siglo pasado.
No obstante, algunos legisladores del PAN están disgustados por la forma en la que el Gobierno impulsó la recién aprobada reforma fiscal con la ayuda del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), tensando la relación justo cuando el PRI busca apoyo para sacar adelante la reforma energética.
El presidente del PRI, César Camacho, dijo que las concesiones no están en la mesa de negociación y que las discusiones todavía están en marcha.
"Esto no se ha concluido hasta que no se vote", dijo Camacho. "Por lo pronto estamos platicando (conversando) (...) pero nosotros no lo vemos en el horizonte", dijo al referirse a los contratos de producción compartida.