La crisis del sector petrolero mexicano es tan evidente que para especialistas sectoriales el modelo petrolero es anacrónico, lo que impide al país atraer la inversión, la tecnología y el conocimiento necesarios para explotar sus oportunidades que ofrece este mercado, indica el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
El estudio “Nos cambiaron el mapa: México ante la revolución energética del siglo XXI”, destaca dos características definen al sector mexicano de hidrocarburos. El primero es su gran potencial: México cuenta con reservas totales (3P) de 43.8 miles de millones de barriles de petróleo crudo equivalente. El país ocupa la cuarta posición mundial por sus recursos prospectivos de lutitas, según la EIA. México comparte muchas formaciones geológicas ricas en hidrocarburos con EUA.
La segunda característica es que en la última década, lejos de desarrollar el potencial, se ha experimentado un marcado deterioro en los niveles de producción y de incorporación de reservas probadas (1P).
“Mientras que en Canadá y EUA la producción de petróleo y gas ha aumentado sostenidamente, en México ha disminuido. Esta crisis es el resultado de un modelo de sector anacrónico, que le impide al país atraer la inversión, la tecnología y el conocimiento necesarios para explotar sus oportunidades”.
Petróleo: reservas y producción en declive No es difícil encontrar los signos de la crisis por la que atraviesa el sector.
Explica que entre 2004 y 2012, la producción de crudo disminuyó 25%, por la declinación de Cantarell y la incapacidad para compensarlo con el desarrollo de otras formaciones (como Chicontepec o Ku-Maloob-Zaap) (ver Gráfica 1). Por otra parte, las reservas probadas (1P) han caído 41% desde 2001. De manera paralela a esta caída de los niveles de producción y de reservas, los costos de producción de Pemex se han incrementado 120% en la última década.
GAS NATURAL: PROBLEMAS DE PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN PARA SU CONSUMO
El trabajo indica que en cuanto al gas natural –un insumo clave para la actividad industrial y para la generación de electricidad- el panorama es aún más grave.
La demanda de este energético ha crecido de manera sostenida en la última década, a una tasa promedio de 5.6%. En contraste, la producción nacional creció ligeramente entre 2001 y 2009, pero desde entonces ha caído 14%.
“Pese a contar con grandes reservas de gas, México se ha convertido en un importador neto. Entre 2001 y 2012 las importaciones de gas natural prácticamente se cuadruplicaron. Por otra parte, los cuellos de botella en el sistema de transporte y distribución han impedido que el país importe lo necesario como para satisfacer la demanda de la economía nacional”, indica.
México no ha invertido suficiente en el desarrollo de campos de gas porque la única empresa que puede hacerlo, Pemex, encuentra más rentables otros proyectos (como la producción de crudo). El país padece escasez e irregularidad en el suministro de gas porque no produce suficiente ni puede importar lo que hace falta.
De 2010 a la fecha, las alertas críticas en el suministro de este energético han aumentado 125%. Los cuellos de botella del Sistema Nacional de Gasoductos generaron pérdidas por 1,500 millones de dólares a las empresas del país entre 2001 y 2012, según la Concamin.
Esta situación contrasta desfavorablemente con lo que sucede en EUA, donde la abundancia de gas natural, acompañada de precios bajos, ha fortalecido la competitividad de las empresas al reducir sus costos de producción.8 Instituto Mexicano para la Competitividad A.C.
REFINACIÓN: INEFICIENCIA Y PÉRDIDA DE VALOR
Por otra parte el trabajo menciona que la refinación en todo el mundo es un negocio de margen y muy competido. Sin embargo, en México Pemex Refinación no ha tenido que competir con otros productores de combustibles, principalmente de gasolinas. Las deficiencias en sus balances e ineficiencias de transformación se han remediado con importaciones de gasolinas y otros refinados de EUA.
“Pemex Refinación es el punto más débil de la cadena de valor de los hidrocarburos mexicanos. Por un lado, existe una muy baja eficiencia y confiabilidad de las plantas actuales ya que operan por debajo de estándares internacionales. Por otra parte, existe una baja expansión de la capacidad en los últimos años y una insuficiente producción a cargo de Pemex Refinación dado el contexto tecnológico en el que opera.
Las cifras son contundentes: las seis refinerías de Pemex tienen que suspender operaciones de manera imprevista con una frecuencia 13 veces más alta”, destaca el trabajo.
Además, añade, para producir petrolíferos, las refinerías mexicanas utilizan 43% más energía que el estándar internacional. Por otra parte, dada la escasa capacidad nacional de refinación, la mitad de la producción tiene que refinarse fuera del territorio nacional: 20% de los petrolíferos y 50% de las gasolinas que se consumen en México son importadas.
“Otro problema serio para Pemex Refinación es que debe asumir gran parte del subsidio al precio de las gasolinas y el diesel. El subsidio no es sólo una mala idea por sus efectos regresivos en la distribución del ingreso, o por sus costos ambientales y de calidad de vida al inducir un mayor uso del automóvil privado.
También dificulta la viabilidad financiera de Pemex Refinación, que debe cargar con la mayor parte de su costo”, indica IMCO.
Tan sólo en 2012, este subsidio ascendió a 222,751 millones de pesos –es decir, la mitad del gasto programable de Pemex en 2012 o más de dos veces y media el presupuesto de desarrollo social de ese año, que ascendió a poco más 87 mil millones de pesos.
En virtud de lo anterior, no resulta sorprendente que Pemex Refinación sea la subsidiaria que más dinero pierde y registre pérdidas importantes año con año. En 2011 el saldo negativo fue de 84,377 millones de pesos. Para Pemex, y para el país, la refinación de petróleo no ha sido un buen negocio.