El banco central de México (Banxico) enfrenta un ambiente "especialmente complejo" para tratar de mantener la inflación bajo control, con alzas en su tasa clave de interés pero sin afectar el crecimiento económico del país.
Alejandro Díaz de León, uno de los subgobernadores de la autoridad monetaria, dijo que el país vive una situación "que no tiene un precedente y no es fácil extrapolar acciones futuras en función del pasado reciente".
Banxico ha subido en 325 puntos base la Tasa de Interés Interbancaria desde diciembre del 2015 hasta el 9 de febrero, para ubicarla en un 6.25 por ciento y alcanzar su mayor nivel desde marzo del 2009, en medio de la crisis financiera global.
"El banco central siempre tiene que pesar y sopesar diferentes riesgos y, en particular, siempre hay dos frentes (...) uno es el desempeño de la actividad económica y los riesgos asociados a ésta y el otro los riesgos para la inflación", dijo el funcionario en su oficina.
"Se trata de tomar las decisiones que reflejen en balance la mejor alternativa para la economía", agregó.
La inflación interanual local se disparó en enero a su mayor nivel desde septiembre del 2012, a un 4.72 por ciento, por unos fuertes incrementos en los precios de las gasolinas y el gas doméstico. Por su parte, la economía local creció alrededor de un 2.3 por ciento el año pasado.
El banco central dijo este mes que el alza de la tasa de interés busca contrarrestar el contagio a precios por la depreciación de la moneda -de un 20 por ciento en el 2016 y en torno a un 1.5 por ciento este año- y por las alzas de las gasolinas en enero, así como anclar las expectativas de inflación.
La entidad tiene un objetivo de inflación de 3 por ciento +/- un punto.
Sobre el comportamiento del peso, golpeado desde antes del triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Díaz de León dijo que el tipo de cambio refleja la incertidumbre sobre el futuro de las relaciones de cara a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que comenzaría en junio.
"Es muy difícil prever, ya sea en cuestión de tiempo o en cuestión de información, cuáles pueden ser estos hitos relevantes en materia de incertidumbre (...) porque la verdad no hay una agenda definida o unas fechas críticas", dijo al ser consultado sobre qué eventos podrían golpear al peso este año.
"En la medida en que podamos tener mayor información y claridad (...) sobre el futuro de la relación bilateral, eso será incorporado en el tipo de cambio", agregó el funcionario, para quien el mercado ya está asumiendo que una renegociación del tratado llevará su tiempo.