Desde el año pasado y antepasado nuestro país sigue sintiendo el desdén de la naturaleza para dotar de agua las tierras por medio de la lluvia. La ausencia de humedad en la atmósfera y de sistemas cargados de gotas de vida son las causas inmediatas de la sequia. Las consecuencias de la falta de lluvias van desde la pérdida de siembras, disminución de recursos económicos y problemas de salud por ingestión de aguas contaminadas, hasta revueltas sociales por hambre.
Existe una rara relación entre las sequias y el fenómeno meteorológico de “El Niño” que hace que la zona de nubes que usualmente migra al sur de México, se quede estática en El Ecuador, evitando que la principal fuente de humedad llegue a su destino, provocando que a nuestro país sólo le toque la parte seca de la distribución del clima. Además, agrava el déficit de agua en las regiones mexicanas más importantes y ahuyenta a los huracanes.
Según los expertos, las sequias suelen darse en periodos de 11 a 18 años. México, a lo largo de su historia ha padecido los efectos de la falta de precipitaciones desde la antigüedad. En 1450 se tiene el registro de una severa sequia que según señalan, llovía fuego, bajaba el nivel de la laguna y se perdían las cosechas. En “Historia de las Indias de la Nueva España” Diego Durán dice que cuando el rey observo la mortandad que causaba la falta de lluvia dio licencia a los pobladores de su reino para salir a buscar comida y muchos ya no regresaron.
En el periodo prehispánico se realizaron estudios astronómicos y astrológicos para predecir el clima y sus efectos en la agricultura y, en algunos lugares hicieron chinampas para conservar la humedad en los suelos. Se estima que entre 1725 y 1727 en Yucatán murieron más de 17 mil personas a causa de las malas cosechas por no haber lluvias, por hambre. Entre 1521 y 1821 se registraron 75 periodos de sequia. La falta de alimentos ocasiono graves epidemias y el aumento en los precios de los comestibles.
Pero, una sequia que dejo graves consecuencias y que es calificada como la más grave en el periodo colonial fue entre 1785 y 1786 que abarco casi toda la región novohispana. Grave crisis agrícola que sumada al descontento social y problemas políticos fue detonante en la guerra de independencia a inicios del siglo XIX. En los siglos XVII y XVIII los hacendados hacían negocio con la necesidad de la gente al guardar los granos para venderlos más caros en épocas de escasez. La zona donde se gesto la Revolución Mexicana no fue casualidad, en aquellos años, la ausencia de lluvias había afectado casi todo el país y más la zona norte, el semillero de México estaba en decadencia y por lo consiguiente, la sociedad estaba alterada por las carencias.
En el continente Americano, la peor sequia fue en 1930 afectando gran parte de América del Norte. Entre 1987 y 1992 se dio en el suroeste de Estados Unidos y el norte mexicano la segunda peor sequia. Se dijo que en el 2009 México había vivido la peor sequia registrada en 70 años, que el 80% del país estaba erosionado, pero el 2011 dejo una ausencia de agua mayor. El 50% de los municipios padecen los efectos del fenómeno.
El periodo de sequia más prolongado se dio en el desierto de Atacama, Chile, con una duración de 400 años Así como en aquellos periodos, ahora, las consecuencias de las sequias son devastadoras en la sociedad, en político y en lo económico. Es una anomalía ambiental muy difícil de evaluar.
Punto ambiental: La prevención es la única manera de mitigar los efectos de la sequia, hambruna y muerte. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.