El cambio climático es un fenómeno que representa una amenaza latente para la vida en la Tierra, pero ¿había pensado la forma en que esto afecta también al patrimonio arquitectónico de la humanidad?
Los más grandes edificios, monumentos, museos, estatuas y más, que definen la identidad de los pueblos se encuentra
en grave peligro, ya que muchas son las estructuras que están acabándose por las inclemencias del tiempo. Los materiales utilizados en el pasado para las construcciones, están siendo arrasados por las constantes lluvias, los fuertes vientos, las temperaturas extremas, entre otras.
El patrimonio cultural es la herencia formativa propia del pasado de una sociedad, con la que se vive el presente y que se transmite generacionalmente a los habitantes del lugar, además, este tienen un gran valor dado por la misma gente en cada momento de la historia. El Patrimonio Arquitectónico son aquellos edificios, ruinas o conjunto de estos que, tienen un enorme significado para su comunidad ya sea, cultural, histórico, artístico o físico. Por otro lado, el lugar donde este tipo de patrimonio se encuentra dejaría de ser lo que es sin este.
Expertos han comentado que 70 u 80% del patrimonio colonial de América Latina y el Caribe está en riesgo debido a los insectos, bacterias, humedad y hongos que se producen por el cambio climático. Iglesias construidas con travesaños o maderos son muy propensas a la generación de hongos cuando hay elevados niveles de humedad. Dicen que aquello que fue confeccionado con papel, maderas, cueros y telas están siendo desintegradas.
El Partenón o el Coliseo en Europa, son representativos edificios construidos con piedras carbonatadas como la piedra caliza y el mármol que presentan el efecto de “perdida de superficie”, que quiere decir, que debido al agua de lluvia se erosionan. También, existe un problema llamado “termoclastia” que tiene que ver con la expansión y contracción de los materiales de una construcción por los cambios bruscos de temperatura y que resulta, en el agrietamiento de las construcciones.
Otro inconveniente para estos edificios son los depósitos de sal, esto es, que las piedras porosas al absorber la humedad de aire, la sal que contiene se almacena cuando el agua comienza a evaporarse. Las catedrales góticas son las que más peligro corren por estar construidas de piedras blandas porosas.
La Torre Eiffel es un ejemplo que peligra por la corrosión, donde los contaminantes acidificantes que se encuentran en el ambiente se adhieren a los metales cuando son mojados y estos comienzan a disolverse en la capa superior del metal, haciendo el efecto de corrosión.
Sin duda, se requieren medidas urgentes para proteger el patrimonio cultural de las diversas regiones del mundo y sobre eso, se sabe que investigadores de Noah`s Ark (Arca de Noé) han hecho un Atlas de vulnerabilidad donde, a través de mapas, se muestra el deterioro que irán teniendo diversos edificios históricos en el futuro debido al cambio climático, además, en el contenido de este material, recomiendan mantener constantes inspecciones técnicas por parte de los responsables en la conservación de las edificaciones, directrices que guían a las autoridades hacia una correcta evaluación de daños en las construcciones de sus territorios y procesos para realizar reparaciones menores, ayudando así, a que se tomen determinaciones de protección a tiempo para evitar que su patrimonio se derrumbe.
Punto ambiental: Buscar y aplicar nuevas estrategias provenientes de investigaciones científicas que tengan como base estudios climatológicos, es encontrar ese equilibrio entre el presente y el pasado, es proteger el patrimonio de la humanidad.
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