El director General del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), José Mustre de León, realiza estudios en los que se presume que la célula humana confunde el arsénico con el fósforo, cuando están hidratados, lo que permite que el primero entre en ella y tenga un efecto degenerativo.
El científico dijo que pese a que existe una enorme diferencia entre el arsénico, altamente tóxico en especial para los humanos, y el fósforo, un elemento necesario para que las células produzcan energía mediante la oxidación de la glucosa y otros alimentos, el ordenamiento de estas moléculas de agua es muy semejante.
“La pared celular es muy selectiva y normalmente no entraría cualquier material ajeno; pero en este caso, la célula no distingue la diferencia entre ambos elementos una vez hidrolizados”, explicó en un comunicado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
La contaminación de agua con arsénico en México es un serio problema, porque en algunas partes del país se extrae el líquido de pozos muy profundos en donde este elemento químico está presente de forma natural, indicó Mustre de León.
Explicó que a nivel bioquímico es importante entender cuándo hay átomos de arsénico en un ambiente acuoso, cómo se distribuyen las moléculas de agua alrededor de esos átomos y por qué, bajo ciertas circunstancias, puede ser más tóxico.
“Parece que a nivel celular, el hecho de que las moléculas de agua se ordenen en una forma tan similar al fósforo, hace que la célula permita el libre paso del arsénico”, abundó.
El proyecto original fue con arsénico, pero ahora se trabaja con cadmio y mercurio. “No tenemos datos conclusivos pero creemos que con las mismas técnicas que hemos utilizado encontraremos importantes respuestas”, dijo.
Una vez que se entienda cómo se ordenan las moléculas de agua alrededor del ion arsénico, el siguiente paso será encontrar materiales que absorban este elemento de forma directa y quitarlo del medio ambiente, para así eliminar la toxicidad.
De acuerdo con el científico mexicano, investigadores de la Universidad Stanford de Estados Unidos, desarrollan un proyecto cuyo objetivo es lograr que la planta de arroz incorpore el arsénico y lo retire del ambiente.
“Evidentemente el arroz no sería consumido por humanos, solamente utilizado como mecanismo de absorción que quitaría el arsénico del manto acuífero para eliminar la toxicidad”, detalló.