Se ha constatado que eventos socioeconómicos de gran escala —como los conflictos bélicos o las recesiones— han dejado una huella palpable en el comportamiento del cambio climático, señaló Francisco Estrada Porrúa, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
El académico expuso que en este renglón se aprecian tres etapas muy diferenciadas: “De 1900 a la década 60 el calentamiento fue moderado; después su tasa de incremento se multiplicó por tres, y posteriormente ésta disminuyó, justo cuando los 90 estaban por concluir”.
Estrada Porrúa realizó un estudio, publicado en la revista Nature Geoscience, que lo llevó a detectar un pequeño periodo de enfriamiento que duró de los años 40 a los 60.
“En el sistema clima siempre hay un retraso entre lo que hace el hombre y la respuesta de la temperatura, por lo que era preciso analizar los acontecimientos previos a dicha baja. Así, el periodo estudiado estuvo marcado por tres acontecimientos relevantes: la Primera y Segunda guerras mundiales, con la Gran Depresión en medio de ambas”.
Sobre por qué el calentamiento global se disparó a partir de los años 60, el experto destacó que ello se debe al boom económico registrado tras estos conflictos armados, a la recuperación de Europa y a un crecimiento económico que no ha parado desde entonces.
“Sin embargo, a finales del siglo XX hubo de nuevo una pequeña merma en las mediciones, la cual se explica a partir de dos hechos muy interesantes: la entrada en vigor del Protocolo de Montreal en 1989, pacto para reducir la emisión de gases clorofluorocarbonos usados en aerosoles y en refrigeración, y el replanteamiento de las prácticas agrícolas en Asia —en especial en producción de arroz—, que generaban cantidades ingentes de metano”, acotó.
Al contrastar las oscilaciones de temperatura con los hechos históricos referidos —los gráficos pueden ser consultados en el artículo de Estrada publicado en Nature Geoscience— se aprecia una correspondencia casi perfecta, como la de dos piezas de rompecabezas que embonan.
Aunque parte del cambio climático responde a la variabilidad natural, constatar que los eventos socioeconómicos inciden en este ámbito es una corroboración más de que el calentamiento del orbe tiene causas antropogénicas; por ello, es doblemente inquietante que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se empecine en negar lo evidente y así ponga a todo el mundo en peligro, señaló.
El lunes 20 de noviembre los medios tenían los ojos puestos en la toma de posesión de Trump, por lo que la mayoría tardó en darse cuenta de que justo ese día, en punto de las 12, la página de la Casa Blanca borró toda alusión al cambio climático, excepto por una advertencia que estipulaba: se tomarán las medidas necesarias para revertir todo lo que la administración saliente hizo en este renglón.
“Muchas de las investigaciones señeras sobre el calentamiento global se hicieron en EU y ante el amago gubernamental de ocultar información, eso preocupa; afortunadamente, un grupo de científicos y hackers se dieron a la tarea de copiar todos los documentos que tenía el gobierno sobre el tema a fin de respaldarlos en servidores de Europa, donde la Unión Americana no pueda alterarlos o desaparecerlos”, refirió Estrada.
Al mismo tiempo, desde cuentas de Twitter como @RogueNASA, autodenominada el equipo de resistencia no oficial de la NASA, exfuncionarios han comenzado a difundir noticias sobre el cambio climático a fin de contrarrestar cualquier intento de escamotear datos de interés público.
“Si consideramos que el magnate colocó en la Agencia de Protección Ambiental a Scott Pruitt, un conocido detractor del calentamiento global, y como secretario de Estado a Rex Tillerson, expresidente de ExxonMobil, podemos intuir por dónde irán las políticas de la Unión Americana en el rubro”, dijo.
Por ello, para Estrada Porrúa es digno de aplauso lo que hacen estas personas desde sus cuentas de Twitter o al respaldar datos útiles para todos, pero incómodos para las autoridades.
“No debemos dejar de ejercer presión y me refiero tanto a la comunidad académica como a la sociedad civil, pues el empuje de ambas ha puesto un alto a ciertas barbaridades, como el veto a los inmigrantes musulmanes impuesto por Trump. Nuestra tarea es seguir dando a conocer hechos que el gobierno estadounidense se empeña en negar y el papel de los científicos —no sólo en EU, sino en el mundo— es mantener en orden a estos políticos”.