La física ha ido de la mano de la medicina desde siempre, basta con pensar que la medicina sería muy diferente sin la posibilidad de tomar radiografías o medir la temperatura de los pacientes. Sin embargo, en los últimos 20 años se ha ido consolidando cada vez más la colaboración entre ambas disciplinas. En México, esto ha sido posible, gracias a la iniciativa de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).
Como explicó la doctora María Ester Brandan, investigadora del Instituto de Física de la UNAM y creadora del programa de Física Médica de esa institución, en las pláticas de Ciencia a Distancia de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, “la física médica es la aplicación de principios y técnicas de la física para prevenir, diagnosticar o tratar las enfermedades del ser humano. Es un área muy amplia que va del uso del termómetro hasta el uso del ultrasonido (…) No solamente es un campo de investigación sino una profesión, y justo por ser una profesión que viene del área de la física, requiere de reglamentación muy estricta en el currículum y la educación”.
El interés de la UNAM -institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico- por impulsar un programa integral de física médica que involucrara, por un lado, la investigación, aprovechando la capacidad de sus laboratorios y de sus físicos -pero que tuviera una contraparte muy importante de educación y entrenamiento profesional- surgió hace 20 años cuando los investigadores del área se dieron cuenta de que el país avanzaba en el uso de tecnologías de punta en sus hospitales, pero faltaban profesionales que apoyaran a los médicos a conocer y sacarle todo el jugo a dichas tecnologías. Así surgió la maestría en Física Médica de la UNAM en 1997 como parte del posgrado en Física.
Y vaya que las investigaciones y posibilidades laborales en esa campo no solo son grandes sino muy variadas, ya sea con cosas tan básicas como entender cuando una máquina de resonancia magnética no está funcionando, hasta crear tratamientos específicos para pacientes con cáncer con procedimientos de control de radiación, usar sustancias radioactivas para detectar anomalías en el organismo, y la generación de diagnósticos más precisos, o simplemente continuar por el camino del investigador innovando cada vez más las técnicas y tecnologías de tratamiento.
Para poder ingresar al posgrado, los aspirantes deben proceder de alguna licenciatura con énfasis en física, y debido a que éste forma parte del padrón de posgrados de excelencia en el CONACyT en su más alta calificación, la de competencia internacional, todos los alumnos cuentan con una beca y la posibilidad de realizar estancias en otros países.
“Actualmente hay un proyecto nacional de fomento a la física moderna a través de CONACyT. Un proyecto que nació en la UNAM y que ha ido adquiriendo solidez al punto que hoy en día es un proyecto nacional”, dijo la doctora Brandan.